lunes, 30 de julio de 2012

El circo por la ventana


Publicado en Diario de Mallorca el 30/7/12

MADAGASCAR 3 – DE MARCHA POR EUROPA

Nacionalidad: Estados Unidos, 93 min. Director: Eric Darnell, Tom McGrath.
Actores: (doblaje) Paco León, Belén Rueda, Arturo Valls, Manel Fuentes, Paz Vega

Fijación tienen los creadores de la franquicia de animación Madagascar en reiterar un puente aéreo entre Nueva York y la isla africana del título. El león protagonista se muestra demediado en su querencia simultánea por el buen rollo de la Gran Manzana, a costa de muy limitada libertad, y la aburrida libertad de la naturaleza. En esta tercera entrega la excusa para recalar en Europa es que quieren viajar a Estados Unidos pero su avión está escacharrado. Se les ocurre entonces enviar una delegación (pingüinos y monos) al casino de Montecarlo para hacer saltar la banca y, con los fondos pispados, recoger al resto de animales en Madagascar y viajar a Estados Unidos. Una agente policial francesa les sigue el rastro y la manada se esconde en un circo que recala antes en Londres.

Con la única novedad de la casa de apuestas y la tropa circense (con un tigre traumatizado, una gueparda sensible y un león marino despendolado) los guionistas han tirado la casa por la ventana en cuanto a trepidante ritmo y sucesión de de incidentes cómicos. La primera etapa europea parodia películas de acción tipo Misión Imposible, comedias sofisticadas como Charada o Casino Royale y películas de polis bobos como La Pantera Rosa. El trauma del tigre bebe de Rocky, hay fugaces y agradecidos gags muy desmadrados, y los espectáculos circenses rozan lo psicodélico. Los cantos a la solidaridad y la unión ante la adversidad pasan a tercer plano pero tampoco importa mucho. Los niños, una vez más, disfrutarán como idems; los adultos agradecerán el frenesí y la trabajadísima propuesta visual.

jueves, 26 de julio de 2012

Un buen hijo


Publicado en Diario de Mallorca el 26/7/12

EL IRLANDES

Nacionalidad: Irlanda, 96 min. Director: John Michael McDonagh. Actores: Brendan Gleeson, Don Cheadle, Mark Strong, Fionnula Flannagan

Gerry Boyle es un sargento de policía de un bucólico pueblecito de la costa oeste irlandesa. Cumple su trabajo, cuida a su madre y disfruta la vida. John Michael McDonald es hermano de Martin MacDonagh, director de Escondidos en Brujas. Brendan Gleeson es un actor carne de orondos personajes secundarios (verbigracia, lugarteniente de Mel Gibson en Braveheart) que no desaprovecha los escasos papeles protagonistas. En El General (John Boorman, 1998) humanizó a Martin Cahill, un despreciable gangster. 

Cahill y Boyle tienen en común su particular interpretación de la legalidad y se diferencian en su ubicación respecto a ella; uno fuera, otro dentro. Cahill es capaz de torturar a un compañero por sospecha de traición y después disculparse y acompañarlo al hospital; Boyle roba drogas de diseño a jóvenes despanzurrados por accidente de tráfico, pasa whisky a su delicada madre, roba armas, flirtea con mujeres de pago y se burla en la cara del agente afroamericano. El general y El irlandés son inimaginables sin Brendan Gleeson. Despiadado o angelical, embauca con su pálido rostro y su desacomplejado cuerpo, derrite con su engañosa economía gestual; se mete y te mete en su personaje. A su alrededor, sus acompañantes, la historia, se difuminan. La película es lo que es, un homenaje actualizado de la época dorada de los Ealing Studios; humor fino salpicado con jeringazos de ácido. Pero a personajes clave, como los de Don Cheadle o Mark Strong les falta vida, matices; y el ritmo del filme es demasiado cansino. Comedia ligera, aroma clásico, Irlanda bucólica, Gleeson extraordinario.

lunes, 23 de julio de 2012

Gris


Publicado en Diario de Mallorca el 23/7/12

EL CABALLERO OSCURO – LA LEYENDA RENACE

Nacionalidad: Estados Unidos, 164 min. Director: Cristopher Nolan. Actores: Christian Bale, Tom Hardy, Joseph Gordon-Levitt, Marion Cotillard, Anne Hathaway


Hace ocho y cinco años respectivamente el director Cristopher Nolan se propuso liberar a Batman de una doble cadena. Por un lado desmarcarse, sin repudiar, las convenciones y ataduras de esa y otras novelas gráficas; por otro, renunciar al super y dejarlo en héroe a secas, ladeando o minimizando la recurrente doble vida de adláteres como Superman, Spiderman o Ironman. En Batman begins se fogueó, en El caballero oscuro acertó y triunfó; La leyenda renace pretende ser la guinda, el corolario, la memorable despedida. Hmmm...

¿Qué falla? Rebobinemos: En El caballero oscuro hay un (inseguro) protagonista (Batman/Bale), un (determinado) rival (The Joker/Ledger), un (dudoso) socio (Dent/Eckhart) y una (ambivalente) amiga (Rachel/Gyllenhaal). En La leyenda renace el socio desaparece, la amante es sustituida por dos aspirantes (Cotillard y Hathaway), el desquiciado comodín (bordado por Heath Ledger) es relevado por un portero de discoteca con máscara de Anibal Lecter y aires de Vladimir Putin (Hardy); y se potencia un blando policía (Gordon-Levitt). La dispersión de personajes y tramas se completa con un batiburrillo de buenas intenciones (referencias fugaces a energías renovables, abuso de personajes criados en orfanatos, estática pena en una piranesca mazmorra), una infradosis de intensas acciones (lo que ciudadanos de Gotham y espectadores esperan de Batman), un larguísimo y anticlimático destierro del prota, un sinfín de frases grandilocuentes (“Cuando Gotham sea cenizas tendrás permiso para morir”) y un final que pretende recrear la angustia de los neoyorkinos el 11-S y se queda en poco más que 2013 rescate en Nueva York. Manida acción y pretenciosa introspección; (supuesta) forzosa, forzada y gris jubilación de un icónico personaje.

jueves, 19 de julio de 2012

Uno de los nuestros


Publicado en el suplemento Bellver de Diario de Mallorca el 19/7/12

HENRY HILL / GOODFELLAS

Arranco con una disquisición sobre títulos. En 1985 se publicó Wiseguy, un ensayo sobre la mafia neoyorkina escrito por Nicholas Pileggi. Wiseguy se puede traducir como “chico listo”, o espabilado. Scorsese adaptó un lustro después el libro creando una de sus obras maestras, Goodfellas. Literalmente es una derivación slang de “chicos buenos”. En España adaptaron el título como Uno de los nuestros

En los años 80 Pileggi era un periodista especializado en crímenes de la Gran Manzana. Cuando un fiscal le contó que tenía un caso muy atractivo para un libro, la vida de Henry Hill, Pileggi consultó su fichero. Tenía unas pocas líneas sobre él, un gangster de rango medio. Uno más en la plantilla de los Lucchese, una de las familias que luchaban entonces por el poder. Al leer el dossier del fiscal se le pusieron los ojos como platos. 

En la introducción del libro, Pileggi explica por qué el mafioso se mantuvo bajo el radar de los periodistas. Hill descubrió desde joven su vocación por la mala vida. Sin embargo, a pesar de ser muy listo (astuto diría yo) tenía un handicap, la impureza de su sangre, más irlandesa que italiana. Cuando comprobó que no podría superar cierto escalafón en la 'familia', que sólo podía aspirar a fiel escudero mientras los capos se forraban, decidió ir a saco, arramblar todo lo que pudiera a espaldas de ellos. Y por no superar ese escalafón permaneció en el anonimato del gran público. 

Sus aventuras las cuenta de forma magistral Scorsese en la película. Su turbulento amor con Karen Friedman, el sonado robo en las sede americana de Air France, su adicción a la cocaína... Pero se deja algunas en el tintero por falta de metraje. Por ejemplo, que a los 17 años se alistó en el ejército y lo enviaron a Fort Bragg, a cientos de kilómetros de NY. Los fines de semana, aunque tenía permiso, no tenía dinero para viajar y se quedó en el cuartel. Allí comprobó que seguían cocinando para doscientas personas pero sólo comían unas pocas decenas. Sobornó al cocinero, negoció con un restaurante del pueblo más cercano y le vendió la comida sobrante. Cuando le pillaron le expulsaron del ejército; en Nueva York fue recibido por sus compadres como un héroe. Otra: se metió en el negocio de las apuestas en partidos de baloncesto amañados. Lo dejó cuando en un partido en el que tenía comprados a cuatro de los cinco jugadores titulares, el restante y los reservas (sin saber nada) lo ganaron e hicieron perder a Hill y sus adláteres un dineral. 

El acierto de Scorsese en Goodfellas fue representar a Hill de forma cruda y apasionada a la vez. No se las dió de Robin Hood, no fue un cordero agazapado entre lobos, su vida tuvo poco de santificable, llegó a quererlo todo,  dinero, lujo, mujeres; y no tuvo reparos en saltarse la ley y utilizar la violencia por pura codicia. Pero supo rectificar, aunque fuera a la desesperada y por el más puro instinto de supervivencia, denunciando a sus jefes y acogiéndose al programa de testigos protegidos. 

Hace pocos días murió Henry Hill a los 69 años, perplejo de haber durado tanto. En su juventud fue uno de los suyos, de los mafiosi urbanitas. Murió como uno de los nuestros, no limpio del todo pero sí bastante purificado.



En el amor y la guerra


Publicado en Diario de Mallorca el 19/7/12

LOS NOMBRES DEL AMOR

Nacionalidad: Francia, 100 min. Director: Michel Leclerc. Actores: Jacques Gamblin, Sara Forestier, Jacques Boudet, Zinedine Soualem


Paradojas: Los nombres del amor (Los nombres de la gente en versión original, omito comentarios adicionales) ganó un premio al mejor guión hace pocos años, pero sus redactores (la pareja Michel Leclerc/Baya Kasmi) reconocen que no tenían una historia, sólo una premisa (una chica progresista se acuesta con hombres conservadores para proselitizar en el relajamiento poscoital) y un listado de situaciones que podrían ocurrir a esa pareja. Resumido: apocado hombre de mediana edad de camuflado origen judío y jovencita desinhibida de explícito origen magrebí se enamoran y sufren tópicos encuentros y desencuentros.

Esa endeble armazón argumental se aprecia desde el primer momento confirmada por el recurso (no malo por sí mismo, sí como indicio de falta de otros mejores) a romper la cuarta pared y a flashbacks más socorridos que brillantes. Todo esto es la parte vacía del vaso. La parte llena es el locuaz y vitalista canto a la alegría de vivir, a la solidaridad, la simpática denuncia de los fundamentalismos raciales y religiosos, rematado con un izquierdismo estentóreo, muy en clave local eso sí, repaso a varias elecciones políticas y cameo del expresidente socialista Lionel Jospin. Los personajes, aunque apurados en sus extremos (la chica saliendo a la calle desnuda por despiste es bastante inverosímil) se hacen querer. La hiperactividad extrovertida de Sara Forestier desarma tanto como su juvenil físico y su expresiva mirada; a Jacques Gamblin le cuesta, en sentido literal y figurado, aflojarse la corbata; divertidos y encantadores los suegros; irregular banda sonora. A pesar de sus carencias, Los nombres del amor es una atrevida, optimista, liberada y reivindicativa película. 

martes, 17 de julio de 2012

Títere con cabeza


Publicado en Diario de Mallorca el 16/7/12

EL DICTADOR

Nacionalidad: Estados Unido, 113 min. Director: Larry Charles. Actores: Sacha Baron Cohen, Ben Kingsley, Anna Faris


A Sacha Baron Cohen se le conoce por sus sobreactuaciones que flirtean con el histrionismo. Al ver la comedia televisiva Ali G, las películas Borat, Brüno, sus papeles secundarios pero nada discretos de Sweeney Todd (Tim Burton) o Hugo (Martin Scorsese) o la presente El dictador, se tiene la tentación de calificarle como payaso, cantamañanas, nota, provocador descerebrado. 

No lo es. Para nada. Es diplomado por Cambridge y sus películas llevan recaudados casi 900 millones de dólares. Lo que desconcierta del actor, o la muestra de su inteligencia, es su habilidad para juntar el humor más tosco y primario con el más fino y ácido, y para venderse como nadie. En Borat utilizó un país entero como chivo expiatorio (Kazajstan) para mostrar las miserias de Estados Unidos, pero el éxito de la película le ha impedido seguir haciéndose pasar por reportero. El dictador no niega ser ficción, pero a cambio apunta mucho más alto. Dispara contra absolutamente todo: los árabes, los occidentales, los judíos (él lo es y no reniega, sí de sus políticos), las lesbianas, los negros, los vegetarianos, los talibanes y hasta de los chinos (un jerifalte se jacta repetidamente de conseguir sexo con actores -masculinos- americanos a cambio de suculentas recompensas). Incluye escatología, machismo ultramontano, no tiene pudor en utlizar neonatos o difuntos para sus burlas y sorprende con una versión árabe de R.E.M. o gags demoledores por fugaces (la tirolina, el descubrimiento del onanismo). El dictador es Baron Cohen en plenitud y miseria, funambulismo entre lo vergonzoso y lo sublime, el humor más vulgar y el más incisivo e incendiario.

jueves, 12 de julio de 2012

Espías (con f) y criptógrafos (con h)

Publicado en el suplemento Bellver de Diario de Mallorca el 12/7/12

PASEO DE RONDA

1. En Amazon han creado una subcategoría específica dentro de la ficción escrita. Me refiero a las novelas de espías. Y como las modas, modas son y jamás renunciarán a sus ciclos (por cierto ¿quien dijo, no hace tanto, que la economía mundial había superado los ciclos de expansión y recesión? ¿Lo han fusilado o lo han ascendido a presidente de uno de los multimillonados rescatados bancos?), y como la afición primate a categorizar y subcategorizar es tan compulsiva como la de endeudarse y arruinarse, ahora priman las espías con f (de féminas)

2. Repaso a la videoteca. Mata Hari sigue siendo la referencia seminal. De la película de 1931, nadie recuerda al director, pocos al productor (Irving Thalberg, inspirador de la novela póstuma de Scott Fitzgerald, El último magnate) muchos, de generación tras generación, siguen embelesándose con la protagonista (con f), Greta Garbo. Ocho años después la Garbo encarnó a otra memorable espía, Ninotchka, dirigida por un Ernst Lubistch en estado de gracia. Opositoras a James Bond aparte, las décadas siguientes trajeron a Modesty Blaise (Joseph Losey, 1966) o la serie Los vengadores, protagonizada por Emma Peel y remakeada en 1998 con Uma Thurman. En otro salto temporal tenemos a Nikita (1990, Luc Besson) y la posterior serie de TV (2010) protagonizada por Maggie Q; Más recientemente hemos visto a Angelina Jolie hiperactiva en Salt, a Naomi Watts en la excelente (y basada en hechos reales) Caza al espía y a Sydney Bristow en la serie Alias. Arrimándose al subgénero familiar tenemos Harriet la espía (1996) o Spy Kids (con Carla Gugino y Antonio Banderas). Desmadradas están Elisabeth Hurley en Austin Powers y Anne Hathaway intentando emular a Barbara Feldon en el remake de la serie Superagente 86. Larga vida a las agentes secretas.

3. Su labor también fue de espionaje, aunque menos glamuroso e hiperactivo y más resolutivo. Se cumple el agridulce centenario del nacimiento de Alan Turing, británico matemático. De una inteligencia excepcional, dio los pasos primerizos para plantear las computadoras (la máquina de Turing) y ayudó, su aportación más afamada, a descifrar los códigos Enigma del (torpe, todo hay que decirlo) espionaje alemán, la Abwehr del almirante Canaris. Finalizada la guerra, en 1952, cometió el desliz de ser pillado declarándose a un hombre. A las autoridades británicas les importó un rábano su contribución patriótica previa. Le dieron a elegir entre cárcel o castración química. Aceptó lo segundo. Se arrepintó. Se suicidó dos años después comiendo una manzana con cianuro. Y aún pasaron varias décadas hasta que se arrinconaron los prejuicios y se reconocieron sus aportaciones a la ciencia.

Cuando Nathalie conoció a Markus


Publicado en Diario de Mallorca el 12/7/12

LA DELICADEZA

Nacionalidad: Francia, 108 min. Director: David Foenkinos, Stephane Foenkinos. Actores: Audrey Tautou, François Damiens, Bruno Todeschini, Ariane Ascaride


La delicadeza narra la historia de una chica (Nathalie/Tatou) que enviuda joven, su proceso de duelo y su amistad cada vez más profunda con un subordinado de su empresa (Markus/Damiens). 


No he podido resistir la tentación de homenajear a la guionista/directora Nora Ephron, recientemente fallecida. En sus mejores momentos, pasado el ecuador del filme, La delicadeza se acerca a Cuando Harry encontró a Sally. Tautou es muy inteligente al elegir papeles de mujeres bastante corrientes, nada sofisticadas; François Damiens tiene la gracia de Rhys Ifans en Notting Hill. Su romance no es tan improbable como aparenta. Ambos están muy tocados emocionalmente. Ella ha superado el primer golpe de la viudez pero le queda un acerado poso en lo más profundo; él es consciente de su timidez, de su insignificancia, pero sigue teniendo miedo, lógico, a volver a tropezar, a sufrir más burlas, más promesas de amistad que no se traducen en amor. Su contraste físico (la extrema delgadez de ella, la corpulencia desgarbada de él) tampoco son irreales. Hay mucha química y ternura en sus encuentros. Incluso el tercero en discordia, el burdo jefe de ambos, logra escapar del estereotipo cuando invita al archivero a tomar unas copas. 

Sin embargo la película se agrieta en otros puntos: la delicadeza del título es muy pretenciosa, los personajes secundarios poco más que figurantes, el drama inicial es largo y obviable, como las voces en off y los temitas pop de los que tanto se abusa en las comedias románticas recientes. Película leve aunque no insulsa, dramedia  reconfortante para evadirse (momentaneamente) de la que está cayendo.

lunes, 9 de julio de 2012

Reseteando


Publicado en Diario de Mallorca el 8/7/12

THE AMAZING SPIDERMAN

Nacionalidad: Estados Unidos, 137 min. Director: Mark Webb. Actores: Andrew Garfield, Emma Stone, Rhys Ifans, Michael Sheen 

Los promotores de superproducciones se enfrentan, proyecto tras proyecto, al reto mayúsculo de ofrecer a los espectadores un producto conocido y fresco al mismo tiempo. Las secuelas y precuelas tienen el inconveniente de que se acaban alejando, por un extremo u otro, del núcleo identitario. Queda entonces el recurso de resetear, como si actores y personajes secundarios anteriores estuvieran en un limbo. Eso es lo que hace The amazing Spiderman. El director Mark Webb, firmante de la curiosa comedia romántica (500) días juntos, potencia el lado adolescente del personaje.  El guión, en su primer trecho, incide mucho en las angustias, anhelos y brotes de ira de los púberes. Buscan abrirse paso en un complejo mundo, desconfiando de sí mismos tanto como de los adultos. El amago de apocalipsis final es obligado y no mareante, con guiños cinéfilos a Minority report, Parque Jurásico o Watchmen (desaprovecha, pena, los juegos de sombras subterráneos de El tercer hombre). Andrew Garfield (el despechado socio de Mark Zuckerberg en La red social) y Emma Stone se meten bien en las pieles de los jóvenes. Rhys Ifans (Notting Hill, Anomymous) matiza su personaje con su fuerte acento británico, Martin Sheen y Sally Field están excelentes como tíos-tutores. 

La buena noticia de The amazing Spiderman es que potencia más el lado humano de los personajes, sin bajadas a los infiernos exageradas y sin empalmar una secuencia de acción tras otra. La menos buena es que, a pesar del notable trabajo de los actores, busca y no acaba de encontrar el alma del mítico cómic. Aún así es bastante entretenida.

jueves, 5 de julio de 2012

Piercings en la trompa


Publicado en Diario de Mallorca el 5/7/11

ICE AGE 4 – LA FORMACION DE LOS CONTINENTES

Nacionalidad: Estados Unidos, 94 min. Director: Steve Martino, Martin Thurmeier .


Las escuelas de creación literaria insisten mucho en la fortaleza de la premisa inicial (el “conceto” como ironizaba un personaje de Airbag). La Edad de Hielo (Ice Age, 2002) abrió un territorio vírgen, recrear la vida animal de hace millones de años en la animación infantil. Enfilado el ojo de la diana la siguiente pregunta es, para el ojo crítico, si los creadores enriquecerán o exprimirán esa premisa, la afilarán o la desnaturalizarán. 

Respuesta B a ambas cuestiones. El subtítulo, como en anteriores secuelas (El deshielo, El origen de los dinosaurios), indica el prado para las correrías. En esta última entrega, La formación de los continentes, los primeros minutos están a la altura del planteamiento. Con el protagonismo de la hiperactiva y atribulada ardilla y su escurridiza bellota el monocontinente inicial se fractura y preforma los actuales. A partir de ahí vuelta a la normalidad, a lo trillado: una familia de mamuts con hija típicamente adolescente separada por un corrimiento de tierras; madre, hija y pandilla de ésta a un lado, padre (acompañado por el tigre sable, el perezoso y su abuela) en un témpano flotante; una cuadrilla de piratas, con orangután capitán demasiado inspirado en el Barbossa de Piratas del Caribe, tras ellos; y los consabidos insertos de la ardilla persiguiendo, con su desdicha habitual, a su separable baya. Los niños se entretendrán, lo justo; los padres se moveran entre el tedio y alguna risa. Lo peor no es que la película tenga más o menos chispa, lo que apena es la moralina, la matraca de la familia tradicional con forzado happy end.

martes, 3 de julio de 2012

Los crímenes de Baltimore


Publicado en Diario de Mallorca el 2/7/12

EL ENIGMA DEL CUERVO

Nacionalidad: Estados Unidos, 110 min. Director: James McTeigue. Actores: John Cusack, Alice Eve, Luke Evans


En las biografías de numerosos personajes históricos hay abundantes zonas nebulosas como para fantasear sobre qué pudieron hacer en ciertos momentos. Sobre las vidas de Shakespeare o Cervantes hay ríos de tinta. Edgar Allan Poe, escritor maldito por antonomasia del siglo XIX, no les va a la zaga. James McTeigue (Ninja Assasin, V de Vendetta), con guión de Ben Livingston y Hannah Shakespeare, bucea en los últimos días de la vida del escritor en la ciudad de Baltimore. Mientras lucha por recobrar el favor de los editores, controlar sus excesos y librar a su amada Emily de su dominante padre, se sucede una serie de macabros crímenes con detalles y pistas relacionadas con obras del autor, obligando a éste a volcarse en descubrir al asesino.

Para una audiencia justita de memoria y sin excesivas pretensiones, El enigma del cuervo es un entretenido thriller histórico. Aunque se mantiene la polémica sobre si Poe sufría desórdenes mentales o no, y si era adicto a algo más que bebidas, el perfil de su personaje es demasiado blando. Se recurre a los tópicos del alcohol como refugio ante su bloqueo creativo y el miedo al fracaso, su amor puro y cristalino hacia Emily, su inteligencia superior a la del detective y su sacrificio final. La trama policíaca tampoco mata; se queda a mitad de camino entre las piruetas del Sherlock Holmes de Guy Ritchie y la truculencia de El silencio de los corderos, sin llegar a sorprender, emocionar ni impactar en ningún momento. En el reparto sólo Cusack atisba cierto talento; el resto, la ambientación, la música, correctos. Demasiado.