TETRO
Nacionalidad: España, Italia, Argentina, Estados Unidos, 127 min.
Director: Francis F. Coppola
Actores: Maribel Verdú, Vincent Gallo, Alden Ehrenreich, Karl Maria Brandauer
Desde siempre Francis Coppola, por elección propia o imposición ajena, ha combinado grandes producciones (El Padrino, Apocalypse Now) con proyectos más modestos e independientes (La ley de la calle). En ambas ha volcado con idéntica determinación su energía y creatividad. Con Tetro regresa al perfil bajo: la historia de un desencuentro entre dos hermanos italoyanquis ambientada en Buenos Aires con financiación y protagonistas europeos. Hay grandes (¿demasiadas?) dosis de misterio y un recurso (¿excesivo?) al melodrama (varios accidentes de tráfico, revelaciones familiares).
Coppola repite el formato de La ley de la calle: blanco y negro panorámico para la trama principal; color en 16 mm simulado para los flashbacks y algunos encuadres marca de la casa. Más detalles del genio: el operístico apellido de los protagonistas (Tetrocini), combinar hechos reales actuales (el programa de radio protagonizado por pacientes psiquiátricos) con elementos inquietantes como la escritura invertida y referencias a clásicos de culto de la literatura y las artes escénicas (Los cuentos de Hoffmann, Coppelia, Un tranvía llamado deseo). El tema va de rivalidades interfamiliares y pulsiones autodestructivas. En el reparto los actores se congratulan de trabajar con el mito. Soberbio Vincent Gallo, en su línea (positiva) Maribel Verdú y Brandauer, de menos a más Ehnreich, en su línea (negativa) Carmen Maura.
Ojo con enterrar a Coppola antes de tiempo. Es improbable (no imposible, recuerden a Houston) que cree otra obra maestra. Esperando ese momento, sigue rodando, ensayando, experimentando. En Tetro chirrían ciertos abusos melodramáticos y una extraña ansiedad por contar demasiado, compensados con momentos muy profundos y emotivos y la desbordante cultura del director. Recomendable.