martes, 31 de marzo de 2015

0 privacidad = 0 libertad

Publicado en Diario de Mallorca el 31/3/15


CITIZENFOUR

Nacionalidad: Estados Unidos, 114 min. Director: Laura Poitras. Actores: Davd Snowden, Gleen Greenwald, Wiliam Binney
Calificación: *****

Citizenfour obtuvo hace un mes el Oscar al mejor documental. Los valores cinematográficos del documental son correctos: entrevistas, pantallazos de chateos encriptados, algunas apariciones públicas (el periodista del Guardian ante una comisión del senado brasileño, capturas de noticieros televisivos); y música electrónica con un toquecito de suspense. Su contenido merece la máxima calificación porque desnuda a los dirigentes de los países que se autodenominan democráticos. Conservadores o socialdemócratas, todos acaban tragándose el sapo y son incapaces de imponer un mínimo, repito mínimo, control a sus servicios secretos. 

Es un documental denso. Narra el proceso y detalles de la filtración por parte del analista informático Edward Snowden, de que la NSA norteamericana espía TODAS las comunicaciones y sus contenidos de los ciudadanos de TODO el mundo. Nos venden que tenemos una cierta libertad, pero es falso. La libertad implica respetar un mínimo de privacidad. No lo están haciendo. Con unos medios ilimitados (obtenidos con nuestros impuestos) son capaces de seguir los movimientos de cualquiera en cualquier momento. La película tiene su punto de suspense. Ahora sabemos que Snowden está a salvo (paradoja: protegido por otro régimen de muy dudosos valores democráticos como el ruso). Pero en los ocho días que pasó en Hong Kong no lo tenía nada claro. Había preparado bien su aparición pública (se omiten bastantes detalles para proteger a mucha gente que le ayudó) pero sabía que podía acabar encarcelado o 'accidentado'. La película deja un poso agridulce. Por un lado, pasado un año largo, el efecto que han producido las revelaciones de Snowden ha sido como la picadura de un mosquito a un elefante. Por otro sigue habiendo gente, como él, como ACNUR, como varias organizaciones de abogados, que no se resignan a vivir en un mundo orwelliano. Al menos sabemos ya con certeza que Obama, Merkel, Cameron y los que vengan detrás, son unas marionetas. Y unos cínicos.

miércoles, 25 de marzo de 2015

Contra Thatcher se vivía mejor

Publicado enDiario de Mallorca el 25/3/15


PRIDE

Nacionalidad: Reino Unidos, 98 min.Director: Matthew Warchus. Actores: Bill Nighy, Dominic West, George McKay, Imelda Staunton
Calificación: ***1/2


En 1984 Margaret Thatcher aceleró (proceso iniciado por los laboristas casi una década antes) el cierre de minas de carbón por todo el país. Siendo una batalla perdida, los mineros se resistieron como felinos panza arriba y en un momento dado recibieron apoyo de colectivos homosexuales. Apoyo inesperado y, de eso trata la película, indeseado al principio por el atavismo del mundo rural.

Una historia así, y las tres décadas que han pasado, permitían elegir entre un drama extremo o una comedia amable. Matthew Warchus ha elegido esta última opción. Pone el énfasis, más que en el sombrío futuro que esperaba a muchos mineros o los abusos de las fuerzas policiales, en la discriminación, desprecio y burlas que sufrían gays y lesbianas incluso en Londres. Gracias a esa lanza a favor de los mineros consiguieron al menos que el Partido Laborista les tomaran por fin en serio. Para llegar a un público amplio, Warchus recurre a muchos tics de la comedia nostálgica: sentimentalismo, personajes unidimensionales, rival exagerado (la vecina reaccionaria), banda sonora previsible (Bronski Beat, Soft Cell, Pet Shop Boys, Culture Club...), algunas lagrimitas, gotas de drama (la incipiente pandemia del SIDA), bastante humor y la espontaneidad de los actores, con un par de rostros conocidos como Bill Nighy (Love actually) o Dominic West (McNulty en mi serie favorita). El conflicto original (el drama de los mineros) queda desnaturalizado por el abuso del costumbrismo y el impostado final feliz. El secundario, la lucha de los homosexuales sí está bien tratado. Comedia divertida y emotiva a ratos, algo corta en la crítica de la opresión de las clases o colectivos menos favorecidos.


martes, 24 de marzo de 2015

Un sector maduro

Publicado en Diario de Mallorca el 22/3/15


EL AÑO MÁS VIOLENTO

Nacionalidad: Estados Unidos, 125 min. Director: J.C. Chandor. Actores: Oscar Isaac, Jessica Chastain, David Oyelowo, Albert Brooks
Calificación: ****1/2

El título de la película alude a una estadística: 1981 figura como el año con más crímenes en Nueva York. J.C. Chandor (Margin call) rinde un ficticio homenaje a los que no cedieron a la tentación de operar como o con bandas criminales. Se desmarca de los matones tan excelsamente retratados por Coppola o Scorsese sin caer en el lado opuesto, el de policías incorruptibles o héroes anónimos inmaculados. 

El guion sigue a un aspirante a nuevo rico, un empresario latinoamericano (Morales/Isaac) que intenta medrar en un sector muy maduro (combustible para calefacción de viviendas) con vicios arraigados. No asesinatos pero sí robos entre ellos, trampas contables y recursos puntuales a palizas disuasorias. Morales no es un ángel, no tiene un expediente financiero limpio y le encanta el lujo; pero es reflexivo, ambicioso, motivador, y está decidido a evitar, con el marcaje de un fiscal y contra la opinión de su mujer (Chastain), su abogado y los sindicalistas, la jungla de los violentos. El título de la película es engañoso a propósito. Sólo hay dos persecuciones y dos tiroteos en el filme; el resto es precisamente el intento de evitarlos. Esa finura en los personajes, sus matices, sus claroscuros, recuerdan (sin cruzar la línea roja) a las series Los Soprano o The Wire. El tono, la fotografía, la música, la ambientación, las interpretaciones (Isaac y Chastain son dos actores en racha y con gran talento) redondean una película de engañoso vuelo bajo. No es una de gánsteres, con momentos épicos, frases lapidarias, o ‘buenos’ y ‘malos’ subrayados. Sí un excelente drama urbano, dirigido a un público exigente y paciente.

jueves, 19 de marzo de 2015

Hablar por hablar (y no matar)

Publicado en Diario de Mallorca el 19/3/15


NEGOCIADOR

Nacionalidad: España, 79 min. Director: Borja Cobeaga. Actores: Ramón Barea, Josean Bengoetxea, Oscar Ladoire, Melina Mathews
Calificación: ****

Borja Cobeaga recrea, en clave de ficción, las conversaciones que el dirigente socialista Jesús Eguiguren y el etarra Josu Ternera mantuvieron la década pasada para intentar adelantar el fin del terrorismo etarra, varadas por el bloqueo posterior del jefe etarra 'Thierry'.

Cobeaga ha eludido, muestra de inteligencia y respeto a las víctimas, la comedia de brocha gorda. Se ha decantado por un híbrido entre comedia costumbrista y drama hiperrealista. Ha renunciado a risas o sustos fáciles excepto al final, con los personajes del camarero y el novio de la traductora. Esa contención le ha empujado al extremo opuesto. Obsesionado con 'normalizar', sacar el lado cotidiano, casi anodino, de un momento que pudo ser clave en la historia de España, ha caído en un ritmo cansino y una acción mínima. Quizás por consejo de Aristóteles (mejor algo irreal pero creíble, que a la inversa), ha capado la realidad. Por lo visto Ternera y Eguiguren llegaron a confraternizar mucho más de lo que se muestra en esta ficción. Posiblemente el realizador no quería desviar la atención sobre el fondo del problema: En esa época ETA seguía siendo extremadamente peligrosa, sus miembros eran tan fanáticos y paranoicos que podían volver a matar en cualquier momento. Los dos terroristas que aparecen en el filme, Ternera/Bengoetxea y Thierry/Areces, asustan. Transpiran, uno muy introvertido, el otro extravertido, la capacidad de intimidación que tuvo la banda durante varias décadas. Y Ramón Barea refleja como nadie, con su soledad, su encogimiento, su torpeza,  la impotencia, la indefensión, de los no violentos. Ese trasfondo, ese subtexto latente en la película, es el gran acierto.

martes, 17 de marzo de 2015

¿Qué te pasa, Doc?

Publicado en Diario de Mallorca el 18/3/15


PURO VICIO

Nacionalidad: Estados Unidos, 148 min. Director: Paul Thomas Anderson. Actores: Joaquin Phoenix, Josh Brolin, Katherine Waterston, Owen Wilson
Calificación: ****

La obra adaptada de Thomas Pynchon tiene ecos de puntadas del género negro subdivisión Costa Oeste, El largo adiós o Adiós muñeca de Chandler, Chinatown o incluso Hammet de Wenders. Aunque trasladado a 1970, con los hippies dando sus últimos coletazos y los estupefacientes en boca, vena y nariz de todos. Peca la obra de exceso de personajes: un detective privado camuflado como doctor y permanentemente colocado (Phoenix) un policía cuadriculado (Brolin), una bella postadolescente (Waterston), un empresario inmobiliario desaparecido (Roberts), un soplón de la policía (Wilson), un dentista pirado que importa droga, agentes del FBI y un pailebote de sugerente nombre, Colmillo dorado. 

La historia, con el mcguffin del secuestro del empresario, es densa y confusa, y por ello lo mejor es dejarse llevar. Por una batalla a ego descubierto de Pynchon, Paul Thomas Anderson y River Phoenix en la que, increíble, no se anulan sino que suman. Es cine ambicioso, arriesgado pero no pagado de sí mismo, con multitud de guiños y detalles madurados: La fotografía imitando celuloide pasado de fecha, los encuadres, la excelsa banda sonora (Johnny Greenwood emulando a Jerry Goldmith, temas de Neil Young, Can, Chuck Jackson...), y actuaciones que van desde lo sobresaliente a lo impecable. Desde un Phoenix en su salsa (repite gesticulaciones pero, como otros grandes actores, deja boquiabierto), un tropel de secundarios de primera (Brolin, Roberts, Wilson, Del Toro, Whitherspoon) y hasta los figurantes con línea, ninguno desentona. No es una película convencional, lleva el sello indeleble de Anderson y Pynchon. Ambos, más los actores y equipo técnico, todos, aportan una pizca de locura y un cacho de talento. ¿O a la inversa?

jueves, 12 de marzo de 2015

Un buen sacerdote

Publicado en Diario de Mallorca el 13/3/15


CALVARY

Nacionalidad: Irlanda, 102 min.Director: John Michael McDonagh. Actores: Brenda Gleeson, Chris O'Dowd, Kelly Reilly, Aidan Gillen

En la escena inicial un sacerdote rural (Gleeson) recibe en el confesionario a un feligrés. El espectador no lo ve; el sacerdote le reconoce la voz. El feligrés le cuenta que unas décadas antes sufrió reiterados abusos por parte de un cura y por ello el sacerdote pagará con su vida al cabo de una semana justa. En esa semana posterior el sacerdote renuncia a denunciar a su perseguidor, recibe el cariño de su hija y comprueba como la sociedad que le rodea carece de valores morales y espirituales. 

La película tiene varias lecturas. En la más general, la descomposición de la sociedad actual que ha propiciado un 'sálvese quien pueda', coincide con la rusa Leviathan. La segunda es la lucha de un hombre por expiar su pasado; y su resignación, como buen cristiano, al destino que le depare el Creador. Ambas están muy unidas y por ello los espectadores más creyentes se identificarán con el calvario del título del filme. Disfrutarán además con los punzantes diálogos, los bellos paisajes irlandeses y la inmensa, lo único incuestionable de la película, interpretación de Brendan Gleeson. No es sin embargo un filme para agnósticos o ateos, ya que los personajes que les representan no salen bien parados (verbigracia Gillen tan sardónico como en su papel de Juego de tronos). Esos espectadores también arquearán la ceja con un par de detalles: esconder una información clave de forma tan descarada es un arma de doble filo. Y el tema clave de la película, los abusos a menores por parte de miembros del clero, queda esquinado, limitado al arranque, una fugaz mención intermedia y el desenlace. 

La lucha, por desgracia, continúa

Publicado en Diario de Mallorca el 10/3/15


SELMA

Nacionalidad: Estados Unidos, 128 min. Director: Ava DuVernay. Actores: David Oyelowo, Carmen Ejowo, Tom Wilkinson, Tim Roth

Por impedimentos legales (cortesía/astucia de Steven Spielberg), la directora y los productores de Selma no ha podido reproducir los discursos originales de Marthin Luther King Jr. Quizás por ello han esquivado el momento más recordado de su carrera, el discurso en Washington (“Tengo un sueño”) y han enfocado una acción posterior, la marcha desde el pueblo de Selma hacia la capital de Alabama exigiendo acabar con las marrullerías de ese y otros estados sureños para que los afroamericanos no votaran.

Como película, Selma es muy académica. La ambientación y fotografía están cuidadísmimas, con una recreación de la represión en el primer cruce del puente que no desmerece las imágenes reales insertadas en los televisores. La banda sonora es previsible y acertada: blues primitivos más Otis Redding, Curtis Mayfield, McCoy Tyner, el Masters of war de Dylan cantado por Odetta, o el cierre del rapero Common. Las actuaciones son notables. Muy contenido David Oyelowo; implicados, con papeles a veces incómodos, Tom Wilkinson, Tim Roth, Wendell Pierce o la presentadora Oprah Winfrey. El guión, lo realmente importante de la película, se toma una sola licencia histórica, minimizar el apoyo del presidente Johnson a King para forzar la tensión entre ellos, y pasa de puntillas sobre las infidelidades del pastor. Sin embargo, con diálogos no auténticos pero sí muy ajustados al personaje, muestra todo su carisma, su determinación, su convencimiento de que la vía pacífica era la única opción. Los recientes incidentes en Ferguson o en la playa ceutí de El Tarajal demuestran que, a pesar de los avances mostrados en esta película, el racismo y la desigualdad económica aguda, por desgracia, persisten. 

miércoles, 4 de marzo de 2015

Mujeres y niños primero

Publicado en Diario de Mallorca el 4/3/15

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FUERZA MAYOR

Nacionalidad: Suecia, Francia, 120 min. Director: Ruben Östlund. Actores: Johannes Kunke, Lisa Loven Kongsli, Kristofer Hivju

En situaciones extremas, de fuerza mayor (de ahí el título de este filme), el ser humano tiene décimas de segundo para elegir entre ser solidario o seguir vivo. Naufragios como el del Estonia (1994, citado en la película), el Costa Concordia o el tsunami recreado en Lo imposible, son blanco y negro. Se alaban las conductas valerosas y (salvo excepciones como el capitán Schettino) se indultan las de evidente supervivencia.

Ruben Östlund explora con un incidente menos dramático, más cotidiano, la zona de grises de la cobardía. Una familia feliz, un matrimonio nórdico con dos hijos, viajan a los Alpes para esquiar. Un día una avalancha invade la terraza de un restaurante. Él huye, ella protege a los hijos. Todo queda en un susto pero ella toma nota; la confianza entre ellos se ha roto. Intentan resucitarla, sin éxito, y piden ayuda a una pareja de amigos que llegan un par de días después. La película desarrolla la crisis de la pareja adulta más temas colaterales: la capacidad de autocrítica, la de perdonar los errores de otro y, como corolario, la fragilidad de muchos matrimonios. El guión está muy afinado, la fotografía es excelsa en varios momentos, y añade un contrapunto irónico con las ráfagas del Verano de Vivaldi en la banda sonora. Es una obra muy teatral (recuerda en algún momento a Hijos de un dios menor de Reza) con acción mínima, mucho psicoanálisis y un final extraño. Pero aborda con profundidad y sensibilidad los temas citados, se oxigena bien con las salidas a la nieve y provoca algunas buenas carcajadas, de la mano del extravertido barbudo pelirrojo. 

lunes, 2 de marzo de 2015

Turing 3.0

Publicado en Diario de Mallorca el 2/3/15



EX MACHINA

Nacionalidad: Reino Unido, 108 min. Director: Alex Garland. Actores: Domhall Gleeson, Oscar Isaac, Alicia Vikander

Una medalla sí merecida por el malogrado Alan Turing (menos de las que le adjudica Descifrando Enigma) es por haber creado un examen fiable para distinguir un comportamiento humano de uno programado. Y eso lleva a uno de los temas favoritos de la ciencia ficción: la inteligencia artificial, crear una máquina tan compleja, versátil y a la vez voluble e imprevisible como el cerebro humano.

Ex Machina está escrita y dirigida por Alex Garland. Un trasunto de Mark Zuckerberg o Sergey Brin (Isaac) se ha recluido en un bosque nórdico para crear un androide (Vikander) capaz de superar el test de Turing, e invita a un joven programador (Gleeson, hijo del orondo Brendan) como examinador, para confirmar sobre todo las aptitudes emocionales de la bella monstruita. La película es claustrofóbica, los decorados son apabullantes (arquitectura ultramoderna minimalista), tiene suspense y las actuaciones son excelentes. La de Oscar Isaac (A propósito de Llewyn Davis) sobre todo. Sin embargo el guión no alcanza la altura de sus personajes. Sobran clichés (el encierro monacal del empresario, la ausencia de ayudantes para crear la máquina, los cambios de piel y regeneraciones de los robots a lo Terminator) y no se acaba de ver su inteligencia. Philip K. Dick, Hampton Fancher y David Poples bordaron el tema de los androides en Blade Runner; igual que Aaron Sorkin con los nuevos ricos del sector tecnológico, sobrados de inteligencia clásica y tarados en la emocional, en La red social. Alex Garland se queda en la antecima. Aún así, Ex machina gustará a los amantes de la ciencia ficción reflexiva.