jueves, 31 de enero de 2013

Quijotadas


Publicado en el suplemento Bellver de Diario de Mallorca el 31/1/13

ADAPTACIONES ¿IMPOSIBLES?

Adaptar al cine La vida de Pi, de Yann Martel, era considerado inviable, una quijotada. Las historias de náufragos solitarios son claustrofóbicas, para los autores y los espectadores. La ausencia de interlocutor para conversar se compensa con voz en off y flashbacks, pero no se puede abusar de ellos. Hacía falta un director muy dotado (Ang Lee) para sobrevivir a magna singladura. 

Yann, Pi y Lee no han sido los únicos que han descolocado a los gurús de turno. Siguiendo ejemplos recientes, Donde viven los monstruos tenía también su chicha, pasar doce páginas de ilustrado cuento infantil a cien minutos de acción y diálogos. Spike Jonze, con mucho sentido y sensibilidad, lo logró. La insoportable levedad del ser o El perfume también fueron llevadas a la pantalla. Registro diferente tenía la obra maestra del periodismo gonzo, Miedo y asco en Las Vegas, de Hunter Thompson. Trata de periodista que pone a prueba su capacidad de consumir la máxima cantidad y variedad de estupefacientes en el menor tiempo posible. Terry Gilliam (con Johnny Depp de protagonista) lo intentó, con resultado pasable, a secas. Igual de psicodélico es Almuerzo desnudo, la obra maestra de William Borroughs y David Cronenberg la llevó al cine, sin lograr tampoco trasladarla o exprimirla correctamente.

Retrocediendo unas décadas, redaños le echó Stanley Kubrick cuando se fijó en Lolita de Nabokov. Las relaciones entre adultos de mediana edad y menores precoces de edad eran tabú absoluto. Ni productores ni espectadores parecían proclives a entrar en matices psicológicos que lo justificaran. Por motivo contrario (exceso de violencia) se antojaba espinoso filmar La naranja mecánica de Anthony Burgess, y Kubrick se marcó otro sonoro tanto.  

La moraleja se puede resumir en una anécdota de John Milius. En su época de guionista Coppola le invitó a adaptar libremente El corazón de las tinieblas, de Joseph Conrad recordándole que previamente lo intentaron directores como Robert Rossen y no lo consiguieron. Fue el acicate para un primer borrador que Coppola y Marlon Brando convirtieron al final en una obra maestra. 

A los grandes directores (y guionistas) les atraen los molinos. ¿Por qué? Hagamos la pregunta inversa: ¿Por qué esas obras literarias – supuestamente infilmables- eran famosas? Pues porque habían tenido mucho éxito de crítica o de ventas. Eran muy originales temática o formalmente, o tocaban un tema importante. Y han servido para proyectar las fortalezas y debilidades de los directores que las han abordado. 

A Conrad y Coppola les distingue (en sus respectivos cénits creativos) su capacidad de tocar temas profundos. El corazón de las tinieblas trata de la fragilidad de la psique humana, la facilidad para perder el control y caer en la insolidaridad o el sadismo. Terry Gilliam o David Cronenberg, salvo excepciones, son dados a los fuegos artificiales, a epatar (en registros narrativos diferentes). Por eso Gilliam, además de Miedo y asco..., adaptó también Las aventuras del Baron de Münchausen, otro desbarre (muy lúdico, eso sí). Kubrick es un galáctico. Algunos le consideran el mejor director de la historia por su capacidad para crear tantas obras maestras en géneros tan variados. La naranja mecánica y Lolita son sólo dos botones, dos medallas, en su no prolija pero sí magistral pechera.

La paradoja final es la poca fortuna que ha tenido el ingenioso hidalgo de La Mancha. Hay adaptaciones flojas, pasables y dignas; una sola notable (la de Pabst en 1933) y ninguna sobresaliente. Ni Orson Welles pudo con él. Uno duda si la obra de Cervantes es un caso perdido, la excepción a la regla de que nada es imposible. O si el equivalente a Coppola de futuras generaciones logrará imaginar y plasmar una versión libre que mantenga la esencia del personaje. 

miércoles, 30 de enero de 2013

En La bañera


Publicado en Diario de Mallorca el 30/1/13

BESTIAS DEL SUR SALVAJE

Nacionalidad: Estados Unidos, 92 min. Director: Benh Zeitlin. Actores: Quvenzhane Wallis, Dwighte Henry, Lowell Landes, Gina Montana

Nominada a cuatro destacados Oscars (y Cámara de Oro en el Festival de Cannes), Bestias del sur salvaje apunta a una dulce derrota. Dulce porque es una producción muy modesta, con director novato y actores no profesionales. Y porque narra una historia (adaptada de una obra teatral de Lucy Alibar) muy, ¿demasiado?, original. Los protagonistas son una niña de unos seis años y su padre. Viven en una comuna de cuasi indigentes en las marismas de Nueva Orleans (bautizada por ellos como La bañera), fuera de los diques construidos tras el huracán Katrina. Su padre es alcohólico y sufre leucemia; ella sobrevive en estado semisalvaje y echa de menos a su desaparecida madre.

El arranque de la película es brutal: Media docena de planos con los desvencijados contenedores reciclados para vivienda, los animales pululando por la chatarra, la barca construida con el maletero de una pickup, la niña corriendo con fuegos artificiales... El tercer acto, la visita a la casa de citas flotante con el desgarrado jazz de Fats Waller,  el encuentro (en clave de realismo mágico) con los extintos uros y la despedida del padre, es igual de impactante. En el segundo acto flaquea el filme. Director y dramaturga no han logrado idear sucesos suficientemente relevantes. Abusan de mostrar el interior de las chabolas, los excesos etílicos de los adultos o la ausencia de modales alimenticios; y las referencias al cambio climático suenan impostadas. Eso queda paliado en buena parte por la gran, honesta, creíble, actuación de la pareja protagonista. Bestias del sur salvaje es una película extraña, irregular, de temática incómoda. Y también memorable, mágica, muy emotiva.

lunes, 28 de enero de 2013

Recomponiéndose


Publicado en Diario de Mallorca el 29/1/13

EL LADO BUENO DE LAS COSAS

Nacionalidad: Estados Unidos, 122 min. Director: David O. Russell. Actores: Bradley Cooper, Jennifer Lawrence, Robert de Niro, Jackie Weaver

Loquito conoce a loquita. Infrecuente, pero no original variante del punto de arranque del chico-conoce-chica (ejemplo reciente es Two lovers, con Joaquin Phoenix calentando motores para la más reciente The master). El lado bueno de las cosas narra el esfuerzo de un treintañero (Cooper) con transtorno bipolar por recomponer su vida y resucitar su matrimonio. Lograrlo pasa por la intermediación de la cuñada de su mejor amigo (Lawrence), viuda joven, atractiva y, como él, con algún perno suelto.

El guión se mueve entre elementos atractivos y otros menos. Los personajes con transtornos mentales siempre fascinan (por efecto vacuna o placebo). El arranque, con el protagonista saliendo del internado médico, negándose a medicarse y con biorritmos extremos es muy creíble. Su primer encuentro con la protagonista también ofrece buenas vibraciones. A partir de ahí sin embargo se apalanca en terreno demasiado hollado: la condición que pone ella para ayudarle, las interferencias lodópatas del padre y el recurso a la pasión deportiva anticipan un final muy, demasiado, acaramelado. El director David O. Russell (Tres reyes, The fighter) pone oficio; los actores no pasan del aprobado alto. Bradley Cooper demuestra que es algo más que el guaperas de Resacón en Las Vegas; Jennifer Lawrence amplia su versatilidad, tras Winter's bone y Los juegos del hambre; Robert de Niro es el paradigma de que el que tuvo, retuvo y mantuvo; Jackie Weaver es una sombra de la (memorable) matriarca de Animal Kingdom. Película entretenida y con personajes interesantes que no llega a impactar porque no profundiza en sus patologías y abusa de los mantras de autoayuda.

1858


Publicado en Diario de Mallorca el 22/1/13

DJANGO DESENCADENADO

Nacionalidad: Estados Unidos, 136 min. Director: Quentin Tarantino. Actores: Cristoph Walz, Jamie Foxx, Leonardo DiCaprio, Don Johnson

Es interesante ver en sucesión Lincoln y Django desencadenado. La acción de la primera transcurre en 1865 cuando, en plena sangría de la Guerra de Secesión, se abolió la esclavitud. Tarantino se adelanta siete años, cuando a los hombres de raza oscura se les equiparaba a monos (los orientales estaban en un escalón ligeramente superior, como narra Henning Mankell en El chino) y se les trataba peor que a muchos animales, con vejaciones y torturas que harían palidecer a la Inquisición. El cineasta se tira al barro de las plantaciones sureñas y las ciudades sin ley del midwest para mostrar aquello contra lo que Lincoln luchó y Spielberg obvia, acomodado en los hemiciclos y salones de la clase dirigente. 

Tarantino lo hace además fiel a su estilo. El academicismo no está en su diccionario. El suyo está subrayado por los argumentos tan originales como improbables, la cinefilia desaforada, (Monty Python en la secuencia de los pasamontañas, Peckinpah en el tiroteo en la mansión de Di Caprio, spaguetti western en inicio y cierre más la presencia de uno de sus actores emblemáticos, Franco Nero), banda sonora abrumadora, ecléctica, provocadora (Ennio Morricone, Jim Croce, Beethoven, Richie Havens, Johnny Cash, Pat Metheny, los raperos Tupac Shakur o RZA), fotografía atrevida, actuaciones epatantes (Cristoph Waltz en un papel a su milimétrica medida; Jamie Foxx algo insípido, DiCaprio a su gusto, ristra de cameos tan famosos como casi irreconocibles). Y, principal argumento de los detractores del cineasta, el gusto por la violencia explícita, puntual pero rozando lo insoportable. Django desencadenado es Tarantino idem, aunque mucho más concienciado que en filmes anteriores.

domingo, 20 de enero de 2013

Por un puñado de votos


Publicado en Diario de Mallorca el 20/1/13

LINCOLN

Nacionalidad: Estados Unidos, 159 min. Director: Steven Spielberg. Actores: Daniel Day Lewis, Tommy Lee Jones, Sally Field, David Strathairn

Fijación tenía Spielberg con uno de los presidentes más carismáticos de la historia de su patria. Lincoln se centra en momento álgido de de su carrera, cuando removió cielo y tierra para, en plena Guerra de Secesión, abolir la esclavitud. El dilema era liberar a los negros o finalizar una guerra intestina con más de 600.000 muertos. Buena parte del guión enfoca los tejemanejes políticos para convencer a dos tercios de los congresistas, de su partido (republicano) y de los demócratas. Y muestra el carisma del presidente. 

Spielberg y el guionista Tony Kusher (Munich) no ofrecen una historia mascada. Siendo una hagiografía pura, una santificación del retratado (sus únicas flaquezas son algunos prontos violentos con su familia y el recurso puntual al maquiavelismo), el mérito está en que logran hacerlo muy humano y fascinante. Retrato rematado con la excelsa actuación de Daniel Day-Lewis. Además de trabajar la apariencia física, la gesticulación y la dicción, logra transmitir, de forma muy creíble, cómo Lincoln se deja la piel y parte del alma por la justa causa. Los secundarios (Tommy Lee Jones sobre todo) muestran también un gran nivel y motivación en sus repartidos y dosificados minutos de gloria. En la dirección Spielberg, como en Munich o La lista de Schindler, aparca los guiños fáciles a la audiencia. No rehuye la complejidad, relega la música a un discreto apoyo y vuelve a regalar una cuidadísima ambientación histórica. Sólo se le puede buscar las cosquillas en su excesivo entusiasmo al ensalzar las bondades de la democracia. Se abolió la esclavitud, sí, pero el racismo, incluso con Obama, sigue lejos de estar erradicado. 

miércoles, 16 de enero de 2013

Los disparos


Publicado en Diario de Mallorca el 16/1/13

JACK REACHER

Nacionalidad: Estados Unidos, 129 min. Director: Cristopher McQuarrie. Actores: Tom Cruise, Rosamunde Pyke, Richard Jenkins, Werner Herzog, Robert Duvall

Jack Reacher es el protagonista de una saga de novelas policíacas del escritor británico Lee Child. Exmilitar, tras una brillante carrera con algún altibajo decidió desaparecer. Vive de unas pequeñas rentas y deambula por el país, sin vehículo, sin hipoteca, sin obsesión por el consumismo, sin ataduras, sin amigos. Cristopher McQuarrie (guionista de Los sospechosos habituales) adapta la novela One shot. Va de otro exmilitar especializado como francotirador al que (aparentemente) se le cruzan los cables y mata a media docena de personas en la calle. Le detienen y, justo antes de que otros presos le dejen en coma, pide al inspector y al fiscal del caso que localicen a Jack Reacher. 

La historia y la película están ligeramente por encima de las convenciones del género. Sólo ligeramente. El personaje es demasiado novelesco, un llanero solitario no acartonado pero con balance entre virtudes (honradez, valor, inteligencia, modestia) y aristas (solitario, esquivo, misógino) demasiado positivo. Es una versión blanda de Walker de Donald Westlake o Costello de Melville (inspirados a su vez en los samurais de Kurosawa). La trama, por su parte es rebuscada, con algunas trampas muy evidentes y desenlace trillado. La dirección es un quiero y no puedo, música pretenciosa, con aires de Instinto básico y adláteres; fotografía que amaga a ratos con virados a añil sin llegar a apostar del todo por ello. Lo mejor son algunos diálogos puntuales y dos actores secundarios: el cineasta alemán Werner Herzog haciendo de malo malísimo y Robert Duvall demostrando, en dos breves secuencias, que mantiene todo su talento y carisma. Tom Cruise, como es de esperar, hace de Tom Cruise.

lunes, 14 de enero de 2013

Cosas de la vida


Publicado en Diario de Mallorca el 14/1/13

AMOR

Nacionalidad: Francia, 127 min. Director: Michael Haneke. Actores: Jean-Louis Trintignant, Emanuelle Riva, Isabelle Huppert

Nacemos y morimos. Que tontería, ¿verdad? En La cueva de los sueños olvidados unos científicos nos muestran unas pinturas primitivas. En Esto no es una película, un cineasta nos cuenta el guión de una futura película sobre la alfombra de su casa. En Amor un anciano cuida de su mujer en la vivienda de ambos durante las semanas finales de vida de ella. Nada más. Las tres películas son anticine. No ocurre prácticamente nada. ¿Por qué entonces han sido aclamadas? ¿Cual es su interés? Pues que tocan y alcanzan el tuétano de tres temas capitales: En la película de Herzog el nacimiento de la cultura. En la de Panahi, el derecho a la libertad de expresión. En la de Haneke, el derecho a un tránsito digno a la muerte.

Repito, en la película no ocurre nada. Y lo que ocurre al final (el cómo) es casi, casi lógico. Es la vida. En algunas especies animales y algunas etnias premodernas los individuos de edad avanzada que intuyen su final cercano se separan del grupo para no molestar. Es lo que hace la pareja protagonista de Amor, solo que en un lujoso piso de París. Esto es lo que nos cuenta Haneke. En un escenario único y con tres personajes. Con tres actuaciones para las que no hay adjetivos en el diccionario (soberbias, magistrales, se quedan cortas). Amor ha recibido ya quince premios y diecisiete nominaciones, incluyendo la Palma de Oro en Cannes, los cinco premios principales de la Academia de Cine Europeo y cinco nominaciones a los Oscars. Una película en la que, repito por tercera vez, no pasa (casi) nada. O muchísimo, según con la sensibilidad que se mire. 

miércoles, 9 de enero de 2013

¿Imposible?


Publicado en el suplemento Bellver de Diario de Mallorca el 10/1/13

Paseo de ronda

1. El año pasado por esta fechas dediqué este paseo entero a repasar lo mejor del año anterior. Superado el solsticio de invierno la cosecha ha sido, no es ningún secreto, menos brillante. Me quedo con un puñado de películas un tanto extrañas: Holy motors es una marcianada, un filme que entra hasta los huesos o da ganas de soltar un exabrupto. La cueva de los sueños olvidados es un documental que bajo aparente simpleza cuenta muchísimo sobre los seres humanos pretéritos y presentes. Esto no es una película es una antipelícula sobre las mordazas de la censura. Take shelter, un ejemplar recuerdo de lo desprotegida que está nuestra psique. Otras películas que me han dejado huella, por temática, tono o estética, han sido Drive, Los descendientes, Las sesiones, Intocable, Frankenweenie, Looper, Martha, Marcy, May, Marlene, De óxido y hueso, El irlandés, César debe morir, La delicadeza, Skyfall, Los miserables, Moonrise kingdom, Submarine, Los Idus de marzo o El artista y la modelo. Dos docenas de filmes justifican que se puede ir al cine al menos una vez al mes sin riesgo de arrepentirse. El truco es tan básico como informarse. Consultar con amigos, críticos y opinantes anónimos y cribar con la experiencia, apetencia o intuición propias.

2. Lo imposible. Como saben, ha sido la película más taquillera del año. Enhorabuena a los creadores y a los productores. Por desgracia, confirma el mal dolent del cine (español y en menor medida foráneo), el lento declive. Un puñado cada vez menor de filmes revientan la taquilla; el resto salvan los platos con sangre y lágrimas o naufragan en ominoso silencio. Si en años, lustros, anteriores el lobo eran las descargas ilegales, ahora son las redes sociales. No es una boutade, la gente, con ligeras variantes, dedica un tiempo fijo al ocio. Facebook, Twitter, Whatsapp nos unen más que nunca a nuestros amigos y nos desligan más que nunca de la cultura. Sin embargo Facebook, Twitter, Whatsapp no son cultura, son comunicación a secas. Son los nuevos tiempos, lo sé. Llorar no arregla nada, lo sé. Pero me da pena, me da rabia que se pierda, que se difumine la esencia del cine (y de la literatura y otras artes narrativas). La tradición de contar historias, de transmitir enseñanzas, valores y consejos a través de ellas. Malos tiempos para la lírica (por cierto se cumplen tres décadas del temazo de German Coppini). ¿Apaga y vámonos o, como en el filme de Bayona, no hay que perder la esperanza? Oremos...


martes, 8 de enero de 2013

Trabajo sucio


Publicado en Diario de Mallorca el 8/1/13

LA NOCHE MAS OSCURA

Nacionalidad: Estados Unidos, 157 min. Director: Kathryn Bigelow Actores: Jessica Chastain, Jason Clarke, Kyle Chandler, James Gandolfini

Una obra de ficción. En En tierra hostil, la oscarizada película anterior de Kathryn Bigelow,  todos los personajes era ficticios y ni siquiera se especificaba en qué país se desarrollaba la acción. La noche más oscura presenta personajes reales pero preserva el formato de ficción para mantener libertad creativa. Como thriller político-militar, la película es impecable. El guión recurre al llanero solitario (la agente de la CIA que lucha contra vagos, burócratas y escépticos y acaba triunfando) para ganarse el corazoncito del espectador. Sin embargo roza el acartonamiento, y recorta empatía al soslayar la vida privada de la protagonista (por mor de su abnegada dedicación a la causa). Buen elenco de actores, discreta banda sonora y magnífica recreación del asalto a la guarida de Bin Laden. 

Basada en hechos reales. Es dudoso que un solo agente descubriera solito a Bin Laden. En los detalles menores, sobre todo el asalto final, sí que se aprecia el acceso a información privilegiada por parte del guionista. Más dudoso, y muy espinoso, es el tratamiento de la tortura, omnipresente (sin llegar a insoportable) en el primer tercio del filme. La ONU ha condenado reiteradamente los malos tratos físicos y psicológicos por considerarlos inhumanos (además, hay estudios muy rigurosos que demuestran su ineficacia). En 1988 Estados Unidos firmó el tratado contra la tortura. Tras el 11-S la administración Bush autorizó el recurso a esos métodos de forma subrepticia. La Noche más oscura muestra esa flagrante violación de la ley y no sólo no la critica sino que la defiende, con el cuestionable argumento de que fue imprescindible para localizar a Bin Laden.

lunes, 7 de enero de 2013

Carne de secta


Publicado en Diario de Mallorca el 6/1/13

THE MASTER

Nacionalidad: Estados Unidos, 128 min. Director: Paul Thomas Anderson. Actores: Joaquin Phoenix, Philip Seymour Hoffman, Amy Adams

Paul Thomas Anderson (Boogie Nights, Magnolia, Pozos de ambición) se ha inspirado para The Master en las andaduras iniciales de la secta de la Cienciología. Por prudencia legal ha cambiado el nombre de la entidad seudoreligiosa. Por sugerencia de Philip Seymour Hoffman, ha derivado el protagonismo hacia un acólito (Freddy Quell/Joaquin Phoenix), un excombatiente de la 2ª Guerra Mundial alcohólico y enfermo mental (Anderson ha libado ahí de un documental de John Huston, Let there be light).

La película gira en torno a esos dos polarizados protagonistas: la ambición, labia y falta de escrúpulos de Dodd/Hoffman, la intensa lucha de Quell/Phoenix contra sí mismo y la atribulada empatía que se produce entre los dos. Es un mano a mano, un duelo, de altísimo vuelo, sostenido por los tres pilares que arman las grandes películas: guión, dirección (fotografía, montaje) y actuaciones. El guión no tiene concesiones a la galería, ni previsible, ni gratuito y con varias escenas (la primera sesión entre los protas, la discusión con el escéptico, el trabajo en los grandes almacenes) soberbias. La fotografía combina primerísimos planos de ellos con encuadres e iluminaciones arriesgados. Y las actuaciónes de la pareja omnipresente, abductivas, al límite de la sobreactuación, son de matrícula de honor. El único 'pero' que se puede poner al filme es que Anderson ha hecho demasiado caso a Hoffman y profundiza poco en la codicia del fundador de la secta (característica muy común en otras). Por el retrato psicológico y la actuación de Hoffman y Phoenix, The Master roza lo magistral. Con los hermanos Weinstein de productores, que tiemblen el resto de aspirantes a los Oscars.

martes, 1 de enero de 2013

Fórmula Pixar


Publicado en Diario de Mallorca el 31/12/12

¡ROMPE RALPH!

Nacionalidad: Estados Unidos, 96 min. Director: Rich Moore.  Actores: (Animación)

Tras la compra de Pixar (calificada por algunos como sumisión al diablo) Disney pretende mostrar una faceta menos blanda y adocenada. Siguiendo la fórmula consolidada por Pixar, ¡Rompe Ralph! combina con inteligencia los caramelos para los pequeños con bombones para los adultos. 

La premisa argumental funde elementos de Tron, Toy story y Monstruos S.A.: una vieja ‘maquineta’ sobrevive tres décadas en un salón de juegos. Los protagonistas son un manitas adicto a las medallas (trasunto del Super Mario original) y un bruto (Ralph) deprimido por ser humillado una y otra vez. Cuando cierra el salón las máquinas, vía sus cables de conexión, tienen un submundo. En teoría está muy limitado pasar de un juego a otro, pero Ralph, obsesionado por recibir una medalla, se cuela en un moderno videojuego de acción y termina en otro de carreras, con bichos alienígenas persiguiéndole y asociándose con una jovencita glitch (personaje semiabandonado que pulula por el juego). El nivel accesible a los niños busca su complicidad con las penurias del bruto y la pequeña, incomprendidos y arrinconados por la soberbia y vanidad del resto. El nivel adulto, además de referencias a videojuegos de varias épocas, ofrece una pequeña lección de informática (los escenarios a medio desarrollar) y leves guiños a Alicia en el país de las maravillas o Alien. La realización integra bien los elementos de varias etapas informáticas, desde el 2D jurásico al elaboradísmo 3D actual. A la película le falta el punto de chispa de las mejores películas de Pixar, pero tiene un guión sólido y nada previsible, un ritmo trepidante y unos personajes entrañables.