CINE DE VIAJES
La literatura de viajes, tanto en ficción como ensayos, es un género consolidado. En el séptimo arte es más secundario y difuso. Aún así tiene hitos importantes, con historias muy variadas que merecen ser descubiertas o vistas de nuevo.
“Viajar es una ilusión. Nunca se llega.” La frase, de Rafael Sanchez Ferlosio, me viene a la memoria cada vez que empaqueto ropa en una maleta. Otro, no recuerdo el autor, sostenía que todas las obras de ficción arrancan con alguien llegando o partiendo.
El cine de viajes muestra periplos reales e imaginados voluntarios y forzosos, placenteros, terapéuticos, o dramáticos, determinados o despendolados. El género como tal es entre inexistente y difuso. La subsiguiente selección de filmes es personal, subjetiva, variada, razonada y desordenada.
Viaje a Darjeeling (Wes Anderson, 2007). Se acusa a Anderson de ser epatante por fuera y poroso por dentro. No lo comparto. Bajo la sombrilla del personalísimo estilo del director esta película trata de tres hermanos adultos en busca de una madre ausente, renuente y al final madre, como tenía que ser.
Alma salvaje (Jean-Marc Vallee, 2014). La historia real, ocurrida en 1995 de una chica que troca una senda (metafórica) de autodestrucción por una (física) de 2500 kms que recorre la costa oeste estadounidense de sur a norte. Impecable adaptación del ensayo y gran actuación de Reese Whiterspoon.
Entre copas (Alexander Payne, 2004). Esta película puso en órbita a Payne (Los descendientes, Nebraska) y al actor Paul Giamatti. Dos amigos se escapan unos días por los viñedos californianos, uno simpático y neurótico; el otro un discreto pichabrava. Visualmente se nota el limitado presupuesto, aunque mantiene gracia y encanto.
Hacia rutas salvajes (Sean Penn, 2007). Sean Penn adapta con arte el acongojante ensayo de Jon Krakauer. La historia real de un joven idealista que tras dar tumbos por el país se obsesionó con vivir solo en y de la naturaleza, con desafortunado y triste final.
Thelma y Louise (Ridley Scott, 1991). Scott arrancó con tanto poderío (Los duelistas, Alien, Blade Runner) que no fue capaz de remontar –a nivel de calidad y profundidad- el bache posterior. Thelma y Louise no alcanza las cotas de las obras anteriores pero el oficio del director, la originalidad del guion –road movie feminista- y las actuaciones (Geena Davis Susan Sarandon y un imberbe Brad Pitt) resisten el paso del tiempo.
Y tu mamá también (Alfonso Cuarón, 2001). Otra buena road movie, esta latina. Dos amigos (pipiolos también Diego Luna y Gaël Garcia-Bernal) y una mujer algo mayor (Maribel Verdú) viajan por Méjico y hacen un master en amistad, sexo, baches y subidones de la vida. Emotiva y muy creíble.
La reina de África. (John Huston, 1951). Es una viaje forzoso, por las puñetas de la guerra, y delicioso cortesía del guión de James Agee, la dirección de Huston y la química entre Bogart y Hepburn. Una de esas películas que se pueden mil veces sin soltar medio bostezo.

Quedan muchas películas en el banquillo y suelto un puñado de corrido: El viaje a ninguna parte de Fernán Gómez, El camino de Emilio Estévez, La playa, Come, reza, ama, Diarios de la motocicleta, El hombre que pudo reinar - Huston cómo no-, Pequeña Miss Sunshine o las adaptaciones de On the road o Miedo y asco en Las Vegas. Gusten más o menos, todas garantizan evasión, sonrisas o lágrimas sin moverse de casa.