Publicado en el suplemento Bellver de Diario de Mallorca el 25/2/10
CINE. El próximo 5 de marzo el actor Jeff Bridges se asomará a nuestros cines por partida doble: Los hombres que miraban fijamente a las cabras es una parodia bélica dirigida por Grant Heslov (guionista de Buenas noches y buena suerte) y en la que comparte cartel con George Clooney, Ewan McGregor y Kevin Spacey. Corazón rebelde (Crazy heart) supone su quinta nominación al Oscar al mejor actor.
Bridges pertenece a una familia que lleva el gusanillo de los escenarios en el DNI. Su padre, Lloyd, estudió Ciencias Políticas antes de lanzarse a los escenarios. Fue muy famoso en su país por sus apariciones televisivas y en el nuestro por comedias como Aterriza como puedas o Hot shots. Su hermano Beau quería ser jugador de baloncesto y también acabó entre bambalinas. Jeff no se comió mucho la cabeza, tras escarceos infantiles junto a su padre, se alistó en los guardacostas militares hasta que la sirenita familiar le llamó a casa.
Recién cumplidos 60 años, Jeff Bridges acumula 75 apariciones en pequeña y gran pantalla. Su debut adulto fue soñado, y sonado, con el drama existencialista juvenil La última película (The last picture show, 1971) de Peter Bogdanovich. En los años siguientes enlazó varias películas excelsas dirigidas por John Houston (Fat city) y Robert Benton (Bad company) y Michael Cimino (Un botín de 500.000 dólares - Thunderbolt & Lightfoot). Llegó una racha adversa (King Kong, Las puertas del cielo), que remontó mirando al futuro, encarnando al romántico alienígena de Starman y al precursor programador informático de Tron. Desde entonces no ha sido muy selectivo con sus papeles (como el desaprovechado thriller 8 millones de maneras de morir) pero su buena percha y el innegable talento le han mantenido en la agenda de grandes directores como Coppola, Ridley Scott , Terry Gilliam o los hermanos Coen.
Prueba adicional de su talento es su versatilidad. Ha encarnado desde un porrero (El gran Lebowski) a un loquero (K Pax). A un constructor de coches (Tucker), otro de misiles (Iron Man) y hasta el presidente de los Estados Unidos (The contender), con cierta querencia por el mundo de la música, interpretando a un cantante country (Corazón salvaje), un disc-jockey (El rey pescador) o a un músico de segunda (Los fabulosos Baker Boys, junto a su hermano Beau). En la recámara tiene la secuela de Tron y la próxima sorpresa de los Coen (True grit)
Con Corazón salvaje puede que a la quinta sea la vencida. Si no lo es, dudo que se desanime. Ser capaz de bordar grandes actuaciones (con inevitables altibajos) durante cuatro décadas demuestra que su talento, más que en el DNI está en el ADN.