HARRY POTTER Y LAS RELIQUIAS DE LA MUERTE (2ª PARTE)
Nacionalidad: Estados Unidos, 130 min. Director: David Yates. Actores: Daniel Raddclife, Ralph Fiennes, Rupert Grint, Emma Watson
La entrega final de Harry Potter da pie a voltear el dicho: primeras partes nunca fueron buenas. Cuesta comprender por qué la película del año pasado se hacía larga como un chicle estirado con el pulgar y la de este año se ve de un tirón. Primera pista, veinte minutos menos, lo cual, en un metraje que supera las dos horas, se agradece. Segunda, se concentra en los fundamentos: Harry contra Voldemort, con sus dos jovenes amigos aprovechando sus minutitos de gloria y Severus jugando un ambiguo papel para alargar, lo justo, el suspense. Tercera, regreso a Hogwarts. Esta vez en plan numantino, con escenas que recuerdan levemente a Las dos torres de Jackson/Tolkien. Cuarta, flashbacks emotivos aunque no plañideros para recordar el paso de la niñez a una consolidada madurez del prota. Quinta, equilibrio atinado entre batallas masivas, duelos personales y las atormentadas introspecciones de Harry; dosificación de las persecuciones, animales o espíritus y objetos mágicos.
El realizador, David Yates, remacha lo que apuntaba en anteriores entregas. Igual que el personaje se ha hecho adulto, las últimas películas de la serie tienen factura para ubicarse no con el género infantil sino en el de cine fantástico. No abusa de los virados tenebrosos, sigue apurando los encuadres e intercala algunas escenas luminosas para airear el filme. El reparto se mantiene como el flanco más débil. Raddclife y los adultos aguantan el tipo, Watson y Grint son igual de planos que hace una década. Sin novedad en la moraleja, exaltación de la familia clásica y la superación personal. Buen, no sobresaliente pero sí digno, colofón de la exitosa franquicia.
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