CARS 2
Nacionalidad: Estados Unidos, 113 min. Director: John Lasseter.
De pareja bien avenida, la productora Pixar y la productora-distribuidora Disney pasó a matrimonio con todas las de la ley. John Lasseter y demás socios juraron, rejuraron y perjuraron que no se habían vendido al vil metal. Los escépticos (recuérdese que un pesimista es un optimista con experiencia) intuían próximo el momento de doblar la rodilla. Llegado ha.
La primera parte de Cars nos vendía el Shangri-la de unos Estados Unidos (la mítica ruta 66) previo al boom de las autopistas. Esta segunda, ávida por abrirse y comerse el mundo mundial, hace un refrito de competiciones automovilísticas (coches de serie, Nascar, Rally, Le Mans y F1 compitiendo juntos). Para no quedarse en un simplote videojuego, trama un sucedáneo de James Bond con energías limpias y sucias en liza. Otra decisión dudosa, como mínimo, es recular al protagonista (Ray McQueen) a un discretísimo segundo plano y relevarlo por Mate, la roñosa y deslenguada grua. Aunque provoca la simpatía perenne por los fracasados, su verborrea termina siendo mareante. La trama ecológica es escueta y pacata, ninguneando, inexplicablemente a los coches eléctricos o híbridos. Y el cameo vocal de Fernando Alonso es puro y obvio marketing. Escondido como guionista, por relajamiento o desenfoque, John Lasseter sí espabila como realizador, con complejísimas recreaciones de Londres o Tokio y un ritmo frenético. Cars 2 arrasará una vez más en taquilla y venderá trillones de juguetes y juegos para todas las consolas, pero la cruda realidad es que no alcanza el listón de muchas obras anteriores de Pixar. Seguro que remontan, como también que han tocado techo.
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