J. EDGAR
Nacionalidad: Estados Unido, 137 min. Director: Clint Eastwood. Actores: Leonardo di Caprio
La probable homosexualidad del longevo director del FBI sigue ofreciendo jugo dramático. El tandem Clint Eastwood - Dustin Lance Black (Oscar por el guión de Mi nombre es Harvey Milk) parecía idóneo, reforzado por Leonardo di Caprio, Armie Hammer (el doble gemelo Winklevoss en La red social), Naomi Watts y Judy Dench ante la cámara. Acudiendo al refranero castizo, corrida de expectación, corrida de decepción.
El personaje protagonista tiene similitudes con el Hearst que inspiró Ciudadano Kane. Un hombre que, con una mezcla de astucia, ambición, falta de escrúpulos y cierto azar llegó a doblegar a cuatro presidentes de Estados Unidos consecutivos. Que ocultó sus debilidades y persiguió con saña con las de los demás. Que reprochaba la falta de colaboración entre cuerpos policiales (dolorosa en el secuestro del bebé del aviador Lindberg) siendo él el primero en invadir competencias ajenas. Y cuyo ego le llevó a ponerse con descaro medallas ajenas. Sin embargo el retrato que hacen Eastwood/Black es espeso. Recurre al dictado de las memorias del dirigente para intentar contrastar su versión con los hechos reales. Pero ese hilo conductor acaba capando momentos clave, como el encuentro con Roosevelt en el que (presuntamente) le chantajeó con pruebas de la infidelidad de su mujer. Chirría también el maquillaje, la fotografía es monocorde y, para la falta de acción que tiene, es excesivamente larga. A su favor J. Edgar tiene un buen perfil de lo corrupto que era el hombre, algunos momentos logrados (la pelea entre amantes) y la encomiable actuación de Di Caprio. Recomendable por tanto para seguidores del cine político o de ese periodo histórico.
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