DRIVE
Nacionalidad: Estados Unidos, 100 min. Director: Nicolas Winding Refn. Actores: Ryan Gosling, Carey Mulligan, Bryan Cranston, Ron Perlman
David Chase (Los Soprano, 1999-2007), Jacques Audiard (Un profeta, 2009), David Michôd (Animal Kingdom, 2010) y ahora Nicolas Winding Refn son los alumnos más aventajados de Martin Scorsese. Del acerado antropólogo urbanita de Malas calles, Taxi Driver o Uno de los nuestros.
“Como la tierra se mueve hacia el sol, Travis Bickle se mueve hacia la violencia” El perfil del protagonista de Taxi Driver, en la introducción del guión de Paul Schrader, se puede aplicar literalmente al innominado chico de Drive. Otro punto en común entre ambas películas (y con Casino o el resto de mentadas al principio) son los brotes de violencia extrema, fugaces pero demoledores. Y la estilización formal, jugando, cada cineasta con notas y matices diferentes, con cámara al ralentí, silencios efectistas y música pop, tecno o rock progresivo para redondear la atmósfera de cada filme.
Drive se hermana además con otras dos road movies urbanas, El silencio de un hombre de J.P. Melville y The driver, de Walter Hill, más un guiño nostálgico a Punto límite cero. Aluvión de obras magistrales que hierven las neuronas del cinéfilo o provocan el pasmo del espectador menos puesto. Sólo flojea la película en la cuota femenina: el personaje de la vecina es difuso y el aniñado rostro de Carey Mulligan consuma, a su pesar, su insustancialidad. Los actores masculinos se muestran soberbios. Ryan Gosling olisquea de nuevo el Oscar que mereció en 2007 por Half Nelson; Ron Perlman (Hellboy), Bryan Cranston (Breaking bad) o Albert Brooks dejan también una profunda huella. Película dura y estilizada, imprescindible para espectadores con paladar fino y estómago medianamente recio.
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