ROUTE IRISH
Nacionalidad: Reino Unido, 110 min. Director: Ken Loach
Actores: Mark Womack, Andrea Lowe, John Bishop
Un año menor que Woody Allen, Ken Loach está igualmente empeñado en estrenar una película al año, con sus inevitables altibajos. Tras la comedia ligera protagonizada por el futbolista Eric Cantona, el peleón cineasta inglés hurga ahora en el conflicto iraquí. Apunta al espinoso negocio de las contratas privadas. Halliburton o Blackwater son la punta de iceberg, bajo la cual se amparan una miríada de empresas de mayor o menor tamaño con idénticos fines: lucrarse y proteger a sus clientes sin el más mínimo respeto o sensibilidad hacia la población nativa. La excusa de que bajo cualquier turbante puede esconderse un terrorista ampara malos tratos y homicidios premeditados.
Protagoniza la película un excombatiente, militar primero y mercenario después, que investiga la sospechosa muerte de su mejor amigo. El arranque tiene mucha fuerza, sin embargo el misterio se atisba demasiado pronto y la película deriva a un ojo por ojo, una venganza de cuatreros demasiado obvia. Da la impresión de que el guionista se ha documentado bien pero después no ha madurado con suficiente calma la historia. La trama principal termina mostrando vicios del cine de acción más hueco o el de denuncia más burdo; y la amorosa coquetea demasiado con el melodrama. Además se vuelve a sentir, como en El viento que agita la cebada, una malsana fascinación por la violencia. Las prisas y el izquierdismo militante vuelven a obnubilar a Ken Loach. Aún así sigue siendo uno de los mejores exponentes del cine denuncia, y Route Irish merece la atención porque, a pesar de que los países occidentales están abandonando la zona, los abusos apenas han sido reparados.
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