PARAISO - FE
Nacionalidad: Austria, Suiza, Alemania, Francia, 115 min. Director: Ulrich Seidl. Actores: Maria Hofstätter, Nabil Saleh
El segundo capítulo de la trilogía Paraíso mete el dedo en una llaga aún más profunda que la del turismo sexual, la religión. Y Seidl no inserta un dedo sino la mano y el brazo. El arranque vuelve a ser anodino: Anna Maria, una mujer de mediana edad, inicia sus vacaciones de verano. No viaja a un país exótico, se queda en Austria. Su paraíso, su pasión, su único hobby es Dios. El católico, apostólico y romano. Al principio Anna Maria se vuelca en su cruzada particular, reza, canta, se auto inflige castigos, se reúne con una congregación de fanáticos como ella y hace proselitismo en barrios pobres. Sus vacaciones se trastocan cuando aparece su marido tras una (inexplicada) ausencia de dos años. Un hombre musulmán y parapléjico.
Paraíso- Fe es, hay que dejarlo claro, es una apología del ateísmo. Retrata al islam cuando Nabil espeta a su mujer “¡En todas las religiones las mujeres sirven a sus maridos!”. Y desmonta uno de los paradigmas troncales del catolicismo: que todas las desgracias que sufrimos se deben a no seguir los consejos de Dios. Precisamente aplicarlos, los más rígidos y excluyentes, es lo que mete a la protagonista en un callejón sin salida. En el desarrollo, Seidl apenas se corta, hay escenas incómodas (la orgía en el parque, las peleas de la pareja, la alcohólica rusa) sin llegar a insoportables. Suavizadas en parte por otras divertidas (el hombre con síndrome de Diógenes), por el tono neutro de la realización y por las interpretaciones. Sin la finura de actores profesionales pero muy convincentes. Moraleja: creyentes, absténganse; ateos y agnósticos, no se la pierdan.
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