ANONIMUS
Nacionalidad: Estados Unidos, 130 min. Director: Roland Emmerich. Actores: Rys Ifhans, Vanessa Redgrave, David Thewliss, Edward Hogg
La vida de Shakespeare mantiene zonas brumosas. Es normal teniendo en cuenta que han pasado cinco siglos y la documentación de esa época es bastante limitada, como resume Bill Bryson en su amena biografía. Sin embargo, a algunos les ha dado por convertir los jirones de niebla en agujeros negros. El guionista John Orloff, firmante de la rigurosa Un corazón invencible, y Roland Emmerich, director de sonados taquillazos, se apuntan a la teoría de que el verdadero autor fue el Conde de Oxford, amante de la reina y enfrentado con los maquiavélicos Cecil padre e hijo, y Shakespeare su marioneta.
Sin entrar en el fondo, la película es de una factura excelente: ambientación, vestuario, fotografía e integración de exteriores o interiores reales con imágenes computerizadas es impecable. En el reparto destacan Ifhans, Vanessa Redgrave, su hija Joely Richardson y Edward Hogg. El guión tiene buen ritmo, es ambicioso y también algo confuso, porque desarrolla una compleja trama de intrigas palaciegas saltando entre tres períodos temporales con actores cambiantes según la edad de los personajes.
Como ficción histórica, con hechura de novela superventas, Anonimus es más que entretenida. El problema (lo corroboran prólogo y epílogo) es que Emmerich se la toma en serio. En vez de un divertimento desinhibido, como Shakespeare in love, intenta vendernos un cúmulo de maniqueísmos (la bondad y sensibilidad del Duque de Oxford frente a la perfidia de los Cecil), exageraciones (muestra al verdadero Shakespeare como un bufoncete) y tinturas de culebrón (el incesto real). Planteamiento que atenta contra la inteligencia, sensibilidad y finura narrativa que mostró Shakespeare (fuera quien fuera) en sus obras.
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