Publicado en el suplemento Bellver de Diario de Mallorca el 19/11/09
CINE. En Hollywood acuñaron, tiempo ha, el término “sleeper” (durmiente) para aquellas películas que, con un presupuesto modesto y nula o escasa promoción lograban sorprendentes taquillazos. Los casos más famosos en las últimas décadas han sido El mariachi (Robert Rodríguez, 1993; 7.000 $ de coste, 2.000.000 recaudados) y El proyecto de las brujas de Blair (Daniel Myrick, Eduardo Sanchez, 1999; 35.000$ gastados, 250 millones embolsados). El último fenómeno, con muchos puntos en común con el anterior, es Paranormal activity (Oren Peli, 2009; 15.000 panes reconvertidos en 97 millones de peces sólo en Estados Unidos).
El proyecto de las brujas de Blair fue la génesis de lo que los listillos fantasmas de turno han denominado después el “marketing viral”, o sea, un boca a boca aprovechando la antigua credulidad de la gente y las nuevas tecnologías. La historia era muy simple. Cándida, la colaboradora de Gomaespuma la definió con mucha gracia: “Llegan tres a un bosque, entran dos y sale uno”. Más claro: unos chicos entran en una alameda para confirmar si es cierta una leyenda de fantasmas y no salen vivos. Clave del éxito: sus creadores lo colaron como un documental por Internet y el bulo se difundió como la pólvora; cuando se destapó que era mentira, a la gente le dio igual y fue a verla en masa.
Oren Peli, como Myrick y Sanchez, no era director de cine; se ganaba la vida como programador de videojuegos. Paranormal activity la rodó en su chalet adosado con cuatro actores. Respecto a las brujas de Blair, repite género (suspense/terror) y subgénero (falso documental). El argumento va de que uno de esos actores intenta grabar los fenómenos paranormales del chalet. La producción recurre a los trucos más viejos del celuloide: cuartos oscuros, voces o sonidos extraños, ouijas, cristales rotos… Para la promoción Peli no innovó demasiado: pasaron la película en varios festivales pequeños, despertó algo de interés, lograron que se estrenara en la sesión golfa de colegios universitarios y ahí se disparó, por la dificultad de verla, el boca a boca. La Paramount estuvo viva y fue ampliando el número de salas a medida que se amplificaba el fenómeno. En España se estrena el 27 de noviembre. Los críticos yanquis, como con las brujas de Blair, confirman que es entretenida y da el pego.
Seamos realistas, por cada bruja en el bosque o fantasma en chalet californiano hay miles de filmes igual de baratos que corren el destino más lógico, no estrenarse y ser vistas en algún botellón casero de los cineastas. El dios (demonio en este caso) de la fortuna, llama en desperdigadas ocasiones, pero cuando lo hace, bienvenido es. Le da un alegrón a los cineastas y entretiene, igual o más que muchas superproducciones, a los paganos.
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