jueves, 4 de octubre de 2012

Licencia para eternizarse


Publicado en el suplemento Bellver de Diario de Mallorca el 4/10/12

MEDIO SIGLO CON 007

1. Skyfall será la vigesimotercera entrega del superespía James Bond 007. Dr No se estrenó en 1962. Han pasado por tanto 50 años, con una media de película cada dos años (Woody Allen lleva un ritmo mayor, pero juega en una liga más modesta a nivel de producción y aspiraciones taquilleras). Ampliando a otras artes, sólo encuentro paralelismo en la longevidad de los Rolling Stones. ¿Cual es la receta de la eterna juventud del  espía? ¿Cómo, por qué es capaz de seguir encandilando al público, y regenerar ese público? 
2. La respuesta tiene un nombre: Albert R. Broccoli. Siguiendo el paradigma de Lampedusa (cambiar mucho o bastante para que todo siga igual) interiorizó que 007 debía tener una cara reconocible pero sin encadenarse de por vida a un actor. La transición de Sean Connery hasta Daniel Craig no ha sido un camino de rosas (George Lazenby y Timothy Dalton resultaron sendos gatillazos) pero tampoco ha terminado en una cuneta. 

3. Broccoli consolidó la esencia del producto: un atractivo y aguerrido espía, un poderoso y desalmado rival, un puñado de despampanantes chicas, escenarios naturales que quitan el hipo, sofisticada cacharrería y un idéntico final en todos los filmes, el espía salva al mundo y se queda con la chica (mejor dicho, le da un elegante pase porque su religión -corrijo, su profesión- le impide comprarse una casita en el campo y procrear jamesbonditos). Con un matiz nada irrelevante, se vende sexo y mamporros de forma muy contenida, para llegar al público más amplio y ser tolerado por el máximo de nacionalidades y culturas.

4. A Broccoli le sucedió su hijo. A Sean Connery (6 películas) le sucedieron, consecutivamente, George Lazenby  (1), Roger Moore (7), Timothy Dalton (2), Pierce Brossnan (4) y Daniel Craig (3 + 1 confirmada). Todos se mueven entre los treinta y cuarenta años; todos ofrecen un atractivo viril, no efébico. Las chicas siguen el patrón más universal de la belleza, cuerpos silueteados y rostros ligeramente aniñados con el contrapunto de un fuerte carácter, sucesoras, más o menos logradas, de la precursora Mata-Hari.  Con los rivales sin embargo no ha habido tanta suerte. Salvo Goldfinger y el Dr. No, cuesta recordar el nombre de alguno más. Los productores lo han suplido aplicándoles dosis exponenciales de ambición personal y medios materiales. Este año el bellaco es Javier Bardem. Apuesta segura, por su indudable talento y la firmeza que ha mostrado en películas como No es país para viejos.
5. Como espía, el parecido de James Bond con agentes reales es pura coincidencia, como agriamente ha resaltado John Le Carré. La gente que acude a ver sus películas no busca realismo, sólo evasión. Gracias a la experiencia de los productores y la implicación de directores y actores lo consiguen. Ojalá 007 viva medio siglo más, ¿por qué no?



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