viernes, 25 de octubre de 2013

Iluminados

Publicado en el suplemento Bellver de Diario de Mallorca el 24/10/13

BIOPICS POLEMICOS



El final de verano y el inicio de otoño traen varios biopics a la gran pantalla sobre tres personajes con fama debida a motivos muy diferentes: Steve Jobs, Julian Assange y Thor Heyerdal.

El aventurero sueco es el menos controvertido. Su periplo con la balsa Kon Tiki provocó muchas alabanzas en su momento. Sin embargo su legado no es tan luminoso como se intenta hacer creer. Su tesis de que se podía viajar desde Sudamérica hasta Oceanía con embarcaciones muy primitivas (o poco evolucionadas, en eufemismo de moda) no ha sido refutada. Su generalización, sostener que una destacada porción de la colonización de Polinesia tuvo ese origen, sólo la defienden sus más ingenuos seguidores. Se ha refutado con sentido común: si hay menos distancia desde el sudeste asiático era más lógico, y probable, que los humanos de entonces fueran saltando de isla a isla. Y se ha acabado corroborando con estudios genéticos.

Los otros dos filmes, Jobs y El quinto poder tratan sobre dos personas tan carismáticas como polémicas: Steve Jobs y Julian Assange. Jobs apunta algunas aristas de su carácter (pesetero, desagradecido, puntualmente irascible) pero en conjunto es un retrato amable, centrado en su (supuesta) dote de visionario. Amable porque oculta otros defectos más graves: su presunto conocimiento, o dolosa negativa a hacerlo, de la explotación de trabajadores asiáticos (ayudando a incrementar su fortuna), el abuso de la ingeniería fiscal a nivel planetario para pagar un mínimo de impuestos (ayudando a incrementar su fortuna) o su aversión a la filantropía, a diferencia de Bill Gates, George Soros, Mark Zuckerberg o la difunta esposa del dueño de Zara.

A Julian Assange se le presenta casi como el último David, el hombre que se enfrenta a la nación más poderosa (en tecnología militar) del planeta, el que desnuda al rey y muestra al mundo la suprema hipocresía de éste. Los eventos posteriores han mostrado que el que ha pagado los platos rotos ha sido el/la ingenuo soldado Manning. Y aunque el topetazo de Assange con la ley sueca esté en la borrosa frontera de lo reprochable y lo ilegal, sus últimas acciones y declaraciones muestran un carácter voluble y pagado de sí mismo.

Es evidente que ambos biopics han intentado seguir la estela del inesperado éxito de La red social. Con resultado fallido en ambas. Una hipótesis (personal): Mark Zuckerberg, por su intraversión, era alérgico a la exposición mediática. Cuando el guionista Aaron Sorkin y el director David Fincher le hincaron el diente, muy poca gente tenía una idea preconcebida sobre él. Despertaba una cierta admiración por el éxito de Facebook, poco más. Sorkin y Fincher mostraron la paradoja de que el creador de un producto que unía, ayudaba a relacionarse, a la gente de una forma nueva y sorprendente, era un tarado emocional. Pero también mostraban a un hombre inteligentísimo y modesto.

Steve Jobs y Julian Assange sin embargo, eran/son superegos, muy inteligentes y muy narcisistas. Es muy difícil formarse una opinión ecuánime de ellos. O se les aprecia o se les rechaza en grado variable. En Jobs y El quinto poder los creadores de ambos filmes se han decantado, con más o menos disimulo, del lado de los retratados, provocando unos filmes blandos y previsibles. (Paradoja final: Sorkin -El ala oeste de la Casa Blanca, Moneyball, Algunos hombres buenos- gasta fama de igual de desatado narcisismo)

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