jueves, 27 de enero de 2011

El rey del guateque


Publicado en el suplemento Bellver de Diario de Mallorca el 27/1/2011

Blake Edwards se ha pirado. Su lugar en la fiesta sigue siendo discutido. ¿Era el graciosillo, el ligón, el bocazas, el sensible, o un bolinga con pretensiones? Su éxitos desconciertan. Se le discute todo, si era un buen guionista o director, si sus éxitos fueron una mezcla de suerte con la historia y olfato con el reparto, si su abuelo (director de cine mudo) influyó en algunos de sus filmes...

Edwards arrancó con fuerza. En 1958 se curtió con la serie policiaca Peter Gunn. Un año después su comedia bélica Operación Pacífico unió con éxito a un Tony Curtis ascendente y a un Cary Grant intentando mantener el vuelo. En Desayuno en Tiffanys adaptó a Truman Capote para lanzar a Audrey Hepburn al estrellato. Hay un debate, estéril, sobre si la película hubiera sido peor con otra actriz, o igual de buena con otro director. En 1962 trocó la comedia por un amargo y demoledor drama conyugal, Días de vino y rosas.

1963 es el año de La pantera rosa. Su gestación fue tan caótica como en otras grandes obras. Una anécdota ilustrativa: a mitad de rodaje, Peter Sellers desapareció una semana, de vacaciones, por la cara. A su regreso, Blake Edwards le quería despellejar; el actor le propuso una idea que se le ocurrió en el tiempo de asueto: que Clouseau hablara un francés torpe y exagerado. Otra: algunas incoherencias verbales del actor no estaban previstas en el guión, pero provocaron tanta gracia en el plató que el director las mantuvo.

En las décadas posteriores el rosado felino se convirtió en un icono, una franquicia y una caja registradora. Blake Edwards la estrujó hasta límites insoportables. La música de Henry Mancini sigue abduciendo a generación tras generación. La serie televisiva ensanchó y multiplicó la notoriedad.

Los éxitos de Edwards no se quedaron ahí. En 1968 estrenó El guateque. Es el tuerto en el convite de los ciegos pasado por Charlie Chaplin, La cena de los idiotas un cuarto de siglo antes, Peter Sellers desatado, soportando una historia que no soporta del todo bien el paso del tiempo.
Los 80 mantuvieron la racha. Darling Lili es una comedia de espionaje, con Julie Edwards de Mata hari. 10 lanzó a una sex symbol, Bo Derek y a un nuevo tipo corriente, Dudley Moore. Con S.O.B. Edwards ajustó cuentas con la hipocresía del mundo del espectáculo, poniendo incluso a caldo a directores y guionistas. Víctor o Victoria es posiblemente la obra maestra del cineasta, rizando el rizo del travestismo (una mujer que se hace pasar por hombre para actuar como mujer) en una magistral interpretación de Julie Andrews. En años más recientes, revivió viejos laureles enfrentando a Bruce Willis y Kim Basinger en la comedia Cita a ciegas.

Sobrevalorado o infravalorado, Blake Edwards ha dejado un dulce legado. A las generaciones pre y post baby boom de los 60, en los DVDs con las memorables interpretaciones de Peter Sellers o Julie Andrews. A las posteriores, en el supermercado de la esquina, en forma de bollos rosados de bizcocho y nata.

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