UN CUENTO CHINO
Nacionalidad: Argentina, España, 93 min. Director: Sebastian Borenzstein. Actores: Ricardo Darín, Ignacio Huang, Muriel Santa Ana
Roberto (Ricardo Darín) es el dueño de una ferretería de barrio. Sin familiares cercanos, solitario, solterón y gruñón. Los rígidos pilares de su vida se agitan con la visita de una cariñosa amiga y, sobre todo, cuando se cruza en su camino emigrante asiático que busca a su tío sin el más mínimo conocimiento del castellano. El joven despierta el minúsculo corazón del ferretero, que lo acoge en su casa unos días y se replantea su celibato.
En su tercer largometraje, Sebastián Borenzstein muestra una provechosa cultura. El protagonista tiene rasgos (su obsesión con las noticias de accidentes extravagantes, sus manías con la comida y el sueño, sus bufidos a los clientes y proveedores) equivalentes a los de Jack Nicholson en Mejor imposible; su inmovilismo se aproxima al del clásico La ruta del tabaco de John Ford y da muchísimo juego cómico por las tensiones que genera a su alrededor. La relación con el chico oriental es típica de las buddy movies (Rain man, La extraña pareja y un larguísimo etcétera); Se completa con unos destellos de Las cartas persas, de Montesquieu, o La tesis de Nancy de Sender. Sin llegar a ser original, la primera mitad del filme provoca muchas carcajadas, empatía e incertidumbre. Sin embargo el final del segundo acto comienza a vislumbrar un estancamiento, y el tercer acto cierra las tramas con las opciones más convencionales y sensibleras. El conjunto merece a pesar de todo un aprobado, por los buenos momentos del principio y por la, una vez más, inconmensurable interpretación de Ricardo Darín. Inteligententísimo al seleccionar papeles, excelso al ejecutarlos.
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