RUSH
Nacionalidad: Estados Unidos, 123 min. Director: Ron Howard. Actores: Chris Hemsworth, Daniel Brül, Olivia Wilde, David Calder
Gary Kasparov definió hace años las tres principales categorías de competidores: killers (depredadores), fighters (luchadores) y players (jugadores, con talento pero más justos de ambición). En 1976 los dos principales aspirantes al título de Fórmula 1 eran el inglés James Hunt y el austríaco Niki Lauda. Fue un año memorable por su encarnizada rivalidad, el accidente que casi cuesta la vida a Lauda, su acelerado regreso y el sorprendente desenlace en la última carrera de la temporada.
Al todoterreno cineasta americano Ron Howard (Viven, Apolo XIII, El código Da Vinci) la van este tipo de historias. Repite con el guionista Peter Morgan (Frost/Nixon juntos; La Reina dirigida por Stephen Frears) para profundizar en la psicología de los dos rivales. Lauda era un depredador en la pista, inteligentísimo, trabajador, meticuloso, ambicioso; y un borde (arrogante, prepotente -lo sigue siendo-) fuera de ella. Hunt era un luchador en la pista y un depredador fuera de ella, mujeriego y juerguista con pulsiones autodestructivas. A pesar de las puyas que se lanzaban en público, se admiraban en privado. Lauda, la joie de vivre, el carisma, del inglés; Hunt el autocontrol y la perseverancia del austríaco. La mano de Morgan se aprecia en esos matices psicológicos, realzados por el buen hacer de los actores Hemsworth (Thor) y Brühl (Good bye Berlin). La mano de Howard busca contentar al público más palomitero con una correcta ambientación de la época, sin un plus de riesgo en la realización o la banda sonora. La película por tanto supera a las maniqueas historias deportivas con ganadores/perdedores unidimensionales. Para los puristas del automovilismo, sin embargo, queda lejos del Grand Prix de John Frakenheimer.
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