JOBS
Nacionalidad: Estados Unidos, 127 min. Director: Joshua Michael Stern. Actores: Ashton Kucher, Josh Gad, Dermot Mulroney, J.K. Simmons
Huele a que los creadores y productores de este filme, además de un sincero homenaje al fundador de Apple, han buscado el exitoso rebufo de La red social. Si es así, el tiro les ha fallado por muchos motivos: David Fincher, intentando desacreditar a Mark Zuckerberg, acabó ensalzando su extrema inteligencia. Siendo Steve Jobs igual de superdotado, y con un mayor carisma y zurrón de contradicciones -un filón para un buen guionista- Jobs (la película) lo muestra soso y plano.
La falta de neutralidad hacia el personaje es palmaria. Es una hagiografía pura, una loa puntuada, demasiado espaciadamente, por corcheas de comportamientos reprobables. Se muestra, muy al principio, como timó a su socio/amigo Steve Wozniak, alguna infidelidad a sus parejas universitarias y una negación de paternidad, pero en el contexto quedan como pecadillos de juventud. Se le ve cultivando un huerto ecológico propio pero no se muestra su adscripción al budismo zen y su adoración por Gandhi, en flagrante conflicto con su querencia por el lujo extremo (mansiones, automóviles) y su aversión a la filantropía (justo lo contrario que Zuckerberg o Bill Gates). Respecto a su talento, fue más un avispado publicista que un inventor puro. Tuvo olfato para promover unos cachivaches bastante útiles y muy amigables de uso, pero no inventó la rueda. Y sus intrigas palaciegas, similares a las de Facebook y muchas otras grandes empresas (recuerden a Lord Acton), en el filme aparecen confusas y victimistas. El guión se hace largo, la realización es plana, Ashton Kucher se limita a copiar el andar simiesco del difunto. Pobre, plano homenaje a un supuesto visionario.
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