viernes, 22 de marzo de 2013

Berlanga sí se atrevió


Publicado en el suplemento Bellver de Diario de Mallorca el 21/3/13

50 aniversario de El verdugo

1.Se cumple medio siglo del estreno de El verdugo. La cima artística, según un sinfín de expertos (y un servidor) de Luis García Berlanga. La película se atrevió, en plena censura franquista, a burlarse de la muerte con una contundencia y sutileza que muy pocos (Buñuel, Lubitsch) han logrado. Provocando pena sobre los hasta entonces temidos encargados de la pena máxima.

2. En terreno más anecdótico El verdugo es una de las películas con visible presencia de Mallorca. Como la vigente El Atlas de las nubes, de los hermanos Wachowski más Tom Twyker, como La Caja Kovak, de Daniel Monzón o como Yo de Rafa Cortés. La diferencia entre la primera y las siguientes es que en la obra de Berlanga Mallorca es Mallorca. No una isla del Pacífico, de un Mediterráneo inconcreto, o una grisácea localización de una sociedad detenida en el tiempo.

3.A los hermanos Wachowski los disculpo (en parte) porque más de la mitad de sus compatriotas no saben ubicar España (menos Mallorca, o incluso el mar Mediterráneo) en un mapa. Con Monzón he tenido reparos desde el principio. Por un lado es posible que se enfrentara a un gran dilema de los creadores: si se minimizan topónimos se potencia que el espectador (lector en obra literaria) se concentre más en la historia y los personajes. Es una hipótesis loable pero sin evidencia empírica a favor (ni en contra, estamos en terreno subjetivo). Por otro lado, un diablito me susurra junto al lóbulo auricular que quizás temiera connotaciones negativas al nombrar la isla. Turismo masivo, destrucción del territorio, corrupción... O, rizando el rizo, al qué dirían sus amigos isleños o los vecinos de un pueblo citado. La isla es un pañuelo, todos sabemos todo de todos. 

4. Un servidor es tan adicto al senderismo como al cine. Acudiendo casi cada semana a la Serra de Tramuntana (o al litoral de Levante, Artá o Alcudia) ni me aburro ni se me aplaca su embrujo. Por eso no perdono a Monzón que hiciera un burdo fotomontaje para mostrar la entrada de una cueva marina teniendo mínimo una (La cova de ses Bruixes en la finca de Mortitx) de dimensiones catedralicias. Esa es la gran diferencia entre La caja Kovak y El atlas de las nubes. Con la bella, impresionante, fotografía de su filme los Wachowski han demostrado su fascinación por los paisajes mallorquines. Monzón en cambio los despachó con rutinario oficio.  

5.Posdata: Toni Bestard, en El perfecto desconocido, también trató con sentido y sensibilidad a su terruño. Lo reivindico en punto y aparte por no cargarme un buen titular.




1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola, me puede decir desde donde esta tomada foto Sentado, contemplado la puesta de sol. Desde que Pico o montaña? Sé que usted, es Montañero y que sale con un grupo muy aventurero. Seguramente lo sabe y me encantaría saberlo. Gracias