martes, 26 de mayo de 2015

Maiz amargo

Publicado en Diario de Mallorca el 26/5/15


CORN ISLAND

Nacionalidad: Georgia,  Francia 100 min. Director: George Ovashvili. Actores: Ilyas Salman, Mariam Butursvhili, Irakli Samushia
Calificación: ****

Es interesante comparar Mandarinas y Corn island, ambas en cartelera y ambas ambientadas en el conflicto entre las repúblicas ex soviéticas Abjazia y Georgia. Con la guerra territorial e interétnica de fondo la primera se encierra entre las cuatro paredes de una casa de piedra y un huerto adyacente; la segunda en un islote de aluvión de un río disputado por los dos bandos. El protagonista de una cultiva cítricos; el de la otra, maíz. En ambos filmes uno o varios soldados heridos desestabilizan el ya frágil escenario. El tema es también idéntico, el esforzado intento de unos civiles, hombres de campo, por esquivar el conflicto, por vivir, por trabajar. Y su profunda humanidad, su valor al arriesgar sus vidas por salvar la de otros seres humanos, independientemente de su nacionalidad, lengua o creencias religiosas.

El resto son diferencias. George Ovasvhili reduce los diálogos a cuatro frases en toda la película; el resto es una bellísima fotografía y acciones mínimas y corrientes en un micro espacio. E introduce dos actores secundarios nuevos. Una frágil adolescente, nieta del campesino y huérfana. Es una trama previsible, desasosegante y acertada porque acentúa el contrapunto entre los dos personajes y sobre todo acentúa su miseria. Que un anciano viva aislado en media cuarterada da pena; una chica, con toda su vida por delante, angustia muchísimo. Por encima, y debajo de ellos, está el río. Regente y condescendiente; tranquilo en apariencia, alevoso en sus arrebatos; maná y cepo. Los campesinos de esas tierras no tienen elección, morirse de hambre, por arma de fuego o ahogados. 

miércoles, 20 de mayo de 2015

29 comunidades

Publicado en Diario de Mallorca el 20/5/15




LA PROFESORA DE HISTORIA

Nacionalidad: Francia, 106 min. Director: Marie-Castille Mention-Saar. Actores: Ariane Ascaride, Ahmed Dramé, Noemie Merlant
Calificación: ****1/2

Creteil es una banlieue, una localidad del extrarradio parisino de clase media-baja que ha acogido en los últimos años a habitantes de muchas etnias, dispares y propensas a recelos mutuos. La profesora de historia desarrolla una historia real ocurrida ahí. A una docente (Ascaride) de una clase muy conflictiva en un instituto de esa localidad se le ocurrió presentarlos a un concurso escolar nacional sobre las victimas francesas del holocausto nazi. 

El desenlace es previsible. El acierto, del guionista Dramé y la directora Mention-Saar, está en su gran autenticidad. Los estudiantes son conflictivos por un cúmulo de circunstancias: un sistema educativo que acepta a regañadientes, y con no pocas trabas, a los forasteros, dificultades económicas o de integración de los padres, presiones de sus respectivas comunidades para defender sus raíces hasta extremos intolerantes y, de colofón, las inquietudes sobre sus respectivos futuros y los cambios hormonales.  La clase del instituto es una bomba de relojería, las pulsiones de los chicos se cuentan con mucho verismo, con un excelente ritmo (fotografía y montaje) y sin paternalismo. La desactivación de sus componentes más pirógenos, la entrada en vereda de los chicos a cargo de la profesora, con mano de hierro en guante de seda, es gradual y ejemplar. Y culmina con la emotiva intervención de un superviviente -auténtico- del Holocausto. La película recuerda una vez más los peligros de la incompleta o chapucera integración de etnias, el papel fundamental que tiene el sistema educativo en mantener esa convivencia y potenciar la integración. Y cómo esa labor esa responsabilidad recae en unos profesores que no pocas veces deben luchar en solitario.

lunes, 18 de mayo de 2015

Es la gasolina, estúpidos!

Publicado en Diario de Mallorca el 19/5/15


MAD MAX – FURIA EN LA CARRETERA

Nacionalidad: Australia, Estados Unidos, 110 min. Director: George Miller. Actores: Tom Hardy, Charlize Theron, Nicholas Hoult, Hugh Keays-Byrne
Calificación: ****

Quince años le ha costado a George Miller resucitar a su icónico guerrero de la posapocalíptica carretera. Furia en la carretera es comparable con la segunda entrega, la mejor, de la serie Mad Max. El guión es esquemático, puro cómic, con escasos diálogos, pero no banal ni hueco. Reverdece las mejores road movies itinerantes, que a su vez mamaron de paradigmáticos westerns (La diligencia, Rio Bravo). Con idénticos temas, codicia, amistad, venganza, amor; y personajes equivalentes: taciturnos, atormentados por su pasado, de vuelta de todo, leales y luchadores. Una cuasi novedad es la presencia de un personaje femenino fuerte (Ali McGraw en La huida es uno de los escasos precedentes). Y no está solo. Charlize Theron/Furiosa (nombre castellano en la versión original) intenta redimirse salvando a un puñado de de adolescentes despurificadas  por el tiránico depredador sexual, y recibe posterior ayuda de unas octogenarias amazonas motorizadas. el loco Max esta vez no es el protagonista absoluto ni va de macho alfa hinchado y sobrado. 

A estos buenos, agradecidos, detalles de las entrañas del guión hay que sumar una apoteosis de detalles, de guiños cinéfilos en la epidermis: los esclavos encalados que recuerdan a Metrópolis, los 'indios' montados en cabras de motocross, los escarabajos erizados de afiladas piquetas (segundo homenaje de Miller a Los coches que devoraron París de Peter Weir), la máscara de hierro tomada de El caballero oscuro, el coche con bateristas, guitarra eléctrica y mega altavoces, los atacantes subidos a pértigas... Todo ello, más el ritmo, más la fotografía, más la banda sonora, más las actuaciones de Hardy y Theron dejarán, a los nostálgicos de las mejores road movies y westerns, anonadados, entregados.

lunes, 11 de mayo de 2015

Tierra de nadie

Publicado en Diario de Mallorca el 12/5/15


MANDARINAS

Nacionalidad: Estonia, Georgia, 87 min. Director: Zaza Urushadze. Actores: Lembit Ulfsak, Giorgi Nakashidze, Misha Mekshi, Elmo Nuganen
Calificación: ****1/2

1992. Dos campesinos y dos soldados en una pequeña finca de cítricos en Abjasia. Los campesinos, de origen estonio, son amigos íntimos; los soldados, un mercenario checheno musulmán pro abjasio, otro georgiano cristiano pro ruso, han sobrevivido a una emboscada mutua. Mientras convalecen se comprometen a no matarse en casa de sus benefactores.

El planteamiento de la película es original. Juega con varios contrastes: el carpintero y el agricultor intentando trabajar con normalidad en medio de la violencia y el descontrol político; su anhelo -y resistencia- a regresar a su tierra natal. Además, ofrece un conflicto potente (el caos exterior, la frágil calma interior) y una claustrofobia no exagerada que recuerda algo a Cinco tumbas a El Cairo de Billy Wilder. Siendo una obra casi teatral, se airea la película con las constantes entradas y salidas al exterior de la finca. El desarrollo más previsible. El protagonista, (Ulfsak) es un santo, intentando, con modestia, perseverancia e inteligencia, poner un poco de cordura en un entorno desquiciado. Los combatientes y el recolector de mandarinas no rompen sus arquetipos pero sus acciones, su evolución, su progresivo acercamiento, son muy creíbles. Magnificado por unos actores que, sobre todo con las miradas, refuerzan esa empatía.

Mandarinas peca de cierto 'buenismo'. Aún así es una gran película por los matices de los personajes, la convicción de los actores, y porque pone el dedo en la llaga de los conflictos territoriales. Luchas atávicas, comunes a otras especies animales por desgracia. Luchas que, cuando intervienen etnias diferentes y se ausentan los gobernantes, se encarnizan y dejan tocados o hundidos a todos. 

jueves, 7 de mayo de 2015

2300 obras, 2300 historias

Publicado en Diario de Mallorca el 7/5/15



NATIONAL GALLERY

Nacionalidad: Reino Unido, 180 min. Director: Frederick Wiseman. Actores: (Documental)
Calificación: ****1/2

La National Gallery es el museo más importante de Londres, con seis millones de visitantes al año. Frederick Wiseman es un octogenario documentalista norteamericano. Formado como abogado, sus trabajos cubren temas difíciles (cárceles hospitales, escuelas, oficinas de servicios sociales), con una mirada neutra, nada sensacionalista. 

National Gallery dura tres horas. Tres horas en las que Wiseman recorre el museo  como un visitante invisible, y mudo, con acceso libre a todas las dependencias. Desde las reuniones del consejo directivo, debatiendo si permiten que se proyecte un logo deportivo en su fachada o los recortes de presupuesto y personal, hasta las colas en la Plaza Trafalgar para ver a Da Vinci, pasando por visitas guiadas con niños, mayores o vips explicandoles las historias que cuentan varios cuadros de Holbein, Velazquez o Tiziano, talleres de pintura, conferencias, reparación de marcos, preparativos de inminentes exposiciones, eventos especiales (conciertos de piano, obras de ballet) y charlas, algunas apasionantes, sobre las sorpresas que se han encontrado los restauradores de la plantilla (el doble retrato ecuestre de Reembrandt) y algunos dilemas éticos (eliminación de barnices utilizados por los propios pintores). 

National Gallery me ha recordado a La cueva de los sueños olvidados porque nos recuerda qué es la cultura, para qué sirve, por qué es imprescindible apoyarla y potenciarla. Aún sobrado de minutaje, con su peaje de paciencia, el documental es mucho más que un recorrido por unas salas sembradas de obras maestras y trufadas de visitantes. Es historia del arte, del proceso de las obras de arte, de los oficios del arte. E historia de las presiones que sufre el arte en los mercantilistas tiempos actuales.

miércoles, 6 de mayo de 2015

Divide y perderás

Publicado en Diario de Mallorca el 6/5/15


LOS VENGADORES 2- LA ERA DE ULTRON

Nacionalidad: Estados Unidos, 141 min. Director: Joss Whedon. Actores: Robert Downey jr., Chris Evans, Scarlett Johansson, Mark Ruffalo
Calificación: **1/2

Los Vengadores 2 recurre a dos lugares comunes de la ciencia ficción y de la ficción a secas: que los seres humanos somos muy frágiles mentalmente, inconstantes y propensos a las divergencias internas; y que por ello necesitamos el amparo de seres mucho más perfectos que nos controlen. En esta película al grupo de Vengadores les toca hacer de polis buenos y al robot programado por Ultrón, de poli malo. Unos sostienen que los humanos, aunque imperfectos, somos buena gente; el segundo, siguiendo el darwinismo más extremista, intenta borrarnos de la faz de la Tierra y dejar que la naturaleza nos sustituya por otra especie. Es un argumento muy similar al de la franquicia Transformers, y en el fondo esconde una semilla de pensamiento ultraconservador: que la gran mayoría de los ciudadanos del mundo necesitamos unos pastores, una élite que nos ordene y mande. 
El matiz radica sólo en que esa élite debe ser sensible y nada cruel. Ese trasfondo se intenta disimular con la trama de la división interna entre los superhéroes, una amorosa bastante forzada (Romanoff con Hulk), otra de bucólica familia rural, diálogos punzantes y huecos, escenas de acción alternadas con puntuales descansos, y un elenco de actores de primerísima fila que justifican, con oficio y convicción sus elevados sueldos. Como realizador Joss Whedon también excede en su faceta técnica, abusando de la cámara acelerada

El fallecido crítico Roger Ebert resumió en una frase certera la primera entrega de Los Vengadores: “Es lo que los fans de este tipo de películas deseaban; si es lo que merecen, es cuestionable.” Idéntica opinión merece esta secuela.