CAZA A LA ESPIA
Nacionalidad: Estados Unidos, 106 min. Director: Doug Liman. Actores: Naomi Watts, Sean Penn, Sam Sheppard, Noah Emmerich
Otra de espías americanos acosados por sus propios compañeros. Dos diferencias entre los protagonistas de Caza a la espía y los de Salt o la saga Bourne: a) en esta película se recrea una historia real; b) el acoso esta vez no viene de los propios jefes, sino de un escalón superior (y mucho más peligroso), los políticos. Sucintamente, va de una agente de la CIA (Valerie Plame/Naomi Watts) que busca pruebas del rearme nuclear de Saddam Hussein antes de la invasión americana. No las encuentra y en un momento dado su marido (Joe Wilson/Sean Penn), ex diplomático, ayuda a buscar otros indicios en Niger con resultado igual de fallido. Los políticos tergiversan los informes y afirman que sí hay pruebas. Wilson se enfada y cuenta a la prensa que es falso. Los políticos se vengan desvelando que Plame es espía e intentan denigrar a ambos.
La película es una lucha de David contra Goliat con un interesante matiz: Mientras que Goliat no tiene escrúpulos ni fisuras, David, la pareja, están divididos. Para ella, la discreción es sagrada; incluso cuando la machacan y humillan. Él es un gallito quijotesco, incapaz de valorar las consecuencias de sus incontinencias verbales sobre ellos y sobre las vidas que penden del trabajo de ella. Terrible dilema, en el que las dos opciones implican arruinar carreras o vidas de inocentes. La realización de Doug Liman (director de la primera entrega de Bourne) es impoluta, quizás demasiado fría. Los actores están excelentes, incluyendo una breve aparición de Sam Sheppard. Buen docudrama político, ineludible recordatorio de la necesidad de vigilar los abusos de poder.
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