miércoles, 16 de marzo de 2011

Rompiendo el hilo de la ira

Publicado en Diario de Mallorca el 16/3/2011

INCENDIES

Nacionalidad: Canadá, 130 min. Director: Denis Villeneuve. Actores: Lubna Azabal, Melissa Desormeaux-Poulin, Maxim Gaudette, Remy Girard

Dos hermanos veinteañeros acuden al notario para la lectura del testamento de su madre. Hay unas breves indicaciones sobre la inhumación y un doble encargo: la chica debe encontrar a su padre; el chico a un tercer hermano del que no tenían noticia. Su búsqueda por tierras de Oriente Medio tiene pilares de tragedia griega (el conflicto fratricida en un innominado Líbano) y un adorno de misterio (un tatuaje en el talón de aquiles) que es la clave y el remate de la historia.

Lo más sorprendente de Incendies es que se basa en una obra de teatro, compuesta por una sucesión de monólogos. Denis Villeneuve abre las ventanas con inteligencia, para aprovechar la fuerza de las imágenes y las miradas; aunque mantiene una estructura de capítulos con dos niveles temporales, pasado y presente. Formato e historia tienen similitudes con La llave de Sarah, la dosificación del horror me ha recordado también a Vals con Bashir. Sin embargo, Incendies va aún más lejos. Fuerza las casualidades al límite, como los dramaturgos helénicos, por una causalidad plenamente justificada, la llamada (verbalizada en el título de esta reseña) a quebrar la espiral odio-venganza-violencia. La barbarie de la guerra, encarnizada por los fanáticos religiosos, es dura pero no cae en el sadismo gratuito. La realización es muy sobria excepto un par de momentos con florituras a lo Scorsese. Cierra mucho el plano sobre los protagonistas y los actores responden con el mismo arrojo de sus personajes, con máxima intensidad y credibilidad.

Incendies es una película demoledora, redonda porque atrapa con el misterio, conmueve por la determinación de sus personajes y cierra, in extremis, con un agradecido rayo de esperanza.

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