lunes, 24 de marzo de 2014

Wes Anderson se va a la entreguerra

Publicado en Diario de Mallorca el 23/3/14


EL GRAN HOTEL BUDAPEST

Nacionalidad: Estados Unidos, 100 min. Director: Wes Anderson. Actores: Ralph Fiennes, Saoirse Ronan, Tony Revolori, Edward Norton, Tilda Swindon

Un tejano (curioso origen) está remplazando a Woody Allen como el cineasta con el que todos los actores sueñan trabajar. Aunque sea para recitar dos líneas y por el salario mínimo. A la cabecera de esta reseña añadan a Willem Dafoe, Lea Seydoux, Mathieu Amaulric, Tom Wilkinson, Jude Law, Harvey Keitel, Adrien Brody, Owen Wilson, Jeff Goldblum...

¿Cómo lo ha conseguido? ¿Qué tiene Anderson que no tienen otros? Muy (aparentemente) sencillo: inteligencia, sensibilidad, cultura. Mayúsculas y nada estridentes. En El Gran Hotel Budapest, toma escritos de Stefan Zweig y los lleva a su terreno. Convierte el turbulento período de entreguerras en Europa en una elaboradísima casa de muñecas con un mecanismo de relojería accionado por un niño hiperactivo. Sus protagonistas, un veterano y engolado conserje (Fiennes) y su joven y pasmado aprendiz (Revolori), deambulan en una delirante trama de herencias con ecos de la guerra de fondo. Un constante y acelerado peregrinaje por habitaciones de hotel, pastelerías, estaciones de ferrocarril, prisiones, teleféricos, palacios... Influencias no disimuladas de los hermanos Marx, los Coen, Kubrick. Los decorados son casi de juguete sin dejar de ser refinados; la música (Alexandre Desplat una vez más) acentúa el enfoque lúdico. Igual que la fotografía y los actores, encantadísimos de sacar al mimo que todos llevan dentro.
Se puede acusar a Anderson de etéreo o ensimismado. ¿Superficial? En absoluto. En momentos fugaces deja entrever que no es insensible a la tragedia que ocurre fuera. Pero rehuye, ¿por qué no?, entrar al campo abierto de esa batalla. Está en otra. Adora la nostalgia, juega a soñar despierto. Pocos, muy pocos, lo hacen tan bien como él.

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