martes, 17 de julio de 2012

Títere con cabeza


Publicado en Diario de Mallorca el 16/7/12

EL DICTADOR

Nacionalidad: Estados Unido, 113 min. Director: Larry Charles. Actores: Sacha Baron Cohen, Ben Kingsley, Anna Faris


A Sacha Baron Cohen se le conoce por sus sobreactuaciones que flirtean con el histrionismo. Al ver la comedia televisiva Ali G, las películas Borat, Brüno, sus papeles secundarios pero nada discretos de Sweeney Todd (Tim Burton) o Hugo (Martin Scorsese) o la presente El dictador, se tiene la tentación de calificarle como payaso, cantamañanas, nota, provocador descerebrado. 

No lo es. Para nada. Es diplomado por Cambridge y sus películas llevan recaudados casi 900 millones de dólares. Lo que desconcierta del actor, o la muestra de su inteligencia, es su habilidad para juntar el humor más tosco y primario con el más fino y ácido, y para venderse como nadie. En Borat utilizó un país entero como chivo expiatorio (Kazajstan) para mostrar las miserias de Estados Unidos, pero el éxito de la película le ha impedido seguir haciéndose pasar por reportero. El dictador no niega ser ficción, pero a cambio apunta mucho más alto. Dispara contra absolutamente todo: los árabes, los occidentales, los judíos (él lo es y no reniega, sí de sus políticos), las lesbianas, los negros, los vegetarianos, los talibanes y hasta de los chinos (un jerifalte se jacta repetidamente de conseguir sexo con actores -masculinos- americanos a cambio de suculentas recompensas). Incluye escatología, machismo ultramontano, no tiene pudor en utlizar neonatos o difuntos para sus burlas y sorprende con una versión árabe de R.E.M. o gags demoledores por fugaces (la tirolina, el descubrimiento del onanismo). El dictador es Baron Cohen en plenitud y miseria, funambulismo entre lo vergonzoso y lo sublime, el humor más vulgar y el más incisivo e incendiario.

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