lunes, 20 de enero de 2014

Piquito de oro

Publicado en Diario de Mallorca el 20/1/13


EL LOBO DE WALL STREET
Nacionalidad: Estados Unidos, 180 min. Director: Martin Scorsese. Actores: Leonardo DiCaprio, Jonah Hill, Kyle Chandler, Jean Dujardin

En una de las primeras secuencias de la película un veterano broker (McConaughey) explica al novato (DiCaprio) el funcionamiento de la Bolsa: “-El juego consiste en mover el dinero del bolsillo de tu cliente a tu bolsillo. -Ya, pero si él gana algo, mejor. -¡No! Si él obtiene beneficios hay que reinvertirlos para seguir obteniendo comisiones. La noria nunca debe parar”. Grandes economistas llevan décadas definiendo eso como economía de casino, y no se ha corregido (vease la cotización actual del Ibex 35). Jordan Belfort fue uno más de los que se subieron a la cresta de la ola en los felices 80. Pero pecó de desmesura y además era un parvenú, un don nadie. Por eso acabó en las garras del FBI. Su vida fue tan excesiva que ha sido un acierto tratarla con el filtro cómico. Sin embargo, Martin Scorsese ha terminado sucumbiendo a su piquito de oro. A medida que avanza el filme se torna indulgente con un personaje que no merece la más mínima admiración ni pena. Se da por buena la visión que Belfort ofrece de sí mismo, aunque cuesta creer que el dopaje y las orgías fueran tan frecuentes e intensos como se describen. Así, la película deriva en sainete y acaba como farsa.

Como comedia, El lobo de Wall Street está muy lograda. Hay varias secuencias antológicas (el citado almuerzo, la sala de billar). El ritmo, la banda sonora, las actuaciones (DiCaprio excelso) confirman la excelente salud del cineasta. Como crítica de los excesos del capitalismo es, salvo en su inicio, fallida. Muy inferior a Wall Street, Margin call, Inside Job o incluso Blue Jasmine.

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