martes, 10 de febrero de 2015

Los sábados, milagro.

Publicado en Diario de Mallorca el 9/2/15



ANALISIS PREMIOS GOYA 2015

Escuchando declaraciones y reportajes previos a la gala de los Goya parece que los rezos y jaculatorias han surtido efecto. El cine español, como la economía española, han superado el pequeño bache y remontan con brío hacia la victoria.  El año pasado hubo cinco taquillazos. Nuestro cine negro está a la altura de los grandes del género. Incluso sostiene Daniel Monzón que estamos mejor que en la década de los setenta porque ya no se hacen españoladas. Perdón, ¿he oído bien? ¿Torrente V no es una españolada (zafia como ella sola)? ¿Ocho apellidos vascos no es otra españolada (bastante más divertida, algo más refinada, pero una perola de tópicos)? ¿El guión de El niño, con el joven guaperas que se enamora de la bella extranjera, no tiene rastros de españolada? 

Ironía aparte, no nos engañemos. El cine español, por muchas vendas, cortinas y pancartas que pongan, sigue en la UCI. Datos: 1) Es una aberración, un tiro al pie, que las películas porno paguen menos IVA que el resto. 2) Las películas de recaudación media (1-2 millones) que obtenían un modesto beneficio, siguen desaparecidas en combate. Filmes que daban de comer a muchos profesionales. Profesionales que ahora trabajan en televisión -los afortunados- o han tirado la toalla y cambiado de gremio. 3) La gente con auténtico talento (Bayona, Bardem, Valent) trabajan a cientos o miles de kilómetros. 4) Hace eones que no se huele un premio en alguno de los festivales más prestigiosos (Cannes, Berlin, Venecia) ni se logra siquiera una nominación al Oscar a mejor película extranjera. Si la euforia milagrera es injusticada, el desánimo tampoco es justificable. A La isla mínima no le ha faltado mucho para ser una gran película. La cantera de excelentes actores sigue ahí. Falta recuperar algunas subvenciones (razonables, sin amiguismos o vendettas) y a los guionistas que no dirigen. Sacarlos de sus trabajos alimenticios e incentivarlos como se hace en países donde sí apuestan de verdad por la cultura. Cuando se consiga eso (ojalá) sí podremos hablar de recuperación.

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