jueves, 12 de noviembre de 2009

El circo sigue en la nube

Publicado en el suplemento Bellver de Diario de Mallorca el 12/11/09

CINE/TV/INTERNET. Hace justo cuatro décadas comenzó a emitirse en la BBC el programa humorístico Monty Python's Flying Circus. Estuvo cinco años en antena, ni mucho ni poco, pero sirvió como laboratorio, trampolín y chupinazo de los humoristas británicos más reconocidos en el último cuarto de siglo.

Hay una anécdota ejemplar de su forma de ser: Hace dos décadas falleció Graham Chapman, protagonista de las películas La vida de Brian. Pocos días después, en un homenaje retransmitido por televisión, sus compañeros de Monty Python hablaron de él ante una mesa en la que estaba la urna con los restos de su compañero. Contaron anécdotas tristes y divertidas, echaron sus lagrimitas y en un momento dado uno de ellos, al descruzar las piernas, tumbó la urna y desparramó las cenizas por el estrado. Estupefacción total del público presente y distante. Tras intentar recoger las cenizas, John Cleese, Terry Gilliam, Eric Idle, Terry Jones y Michael Palin confirmaron que las cenizas eran falsas y que esa broma era su auténtica ofrenda a Chapman.

Los inicios de Monty Python fueron más bien anodinos. Cleese y Chapman estudiaron en Oxford, el resto en Cambridge. Aficionados a escribir e interpretar piezas cómicas teatrales, acabaron congeniando, formando el grupo y fichando por la televisión. El nombre del grupo llegó después de probar varios y ver que ese tenía el punto de absurdo y originalidad que buscaban.

Una de las claves de su éxito puede deberse a que se consideraban cómicos, no actores. Disfrutaban tanto o más escribiendo que interpretando. Haciendo reír al público, no inflándose ante el espejo. La excepción era Terry Gilliam, que se especializó desde el principio en los gags animados y se pasó enseguida a la dirección. Cancelado el programa televisivo se volcaron en el cine: Se armó la gorda es una simple transposición de sketches. Dos comedias históricas, La vida de Brian y Los caballeros de la mesa cuadrada y sus locos seguidores les encumbraron. El sentido de la vida y Monty Python en Hollywood apuntaban el declive pero mantenían momentos hilarantes. Llegó una separación no total ni traumática en la que Gilliam destacó como director, Cleese, Idle y Palin en su doble faceta de guionistas y actores (memorable, por ejemplo Un pez llamado Wanda).

Superada, era inevitable, la cima de su creatividad, los Python resisten el paso del tiempo con firmeza: Casi todos los miembros del grupo siguen en activo; La vida de Brian es considerada una de las mejores comedias de todos los tiempos; sus películas y el programa de la BBC se reeditan en video con frecuencia; se publican libros sobre ellos con regularidad; y tienen un canal propio en Youtube. El corolario a ese trabajo, aunque renieguen de ello con la boca pequeña, ha sido nominar un nuevo adjetivo en el Diccionario Oxford de la Lengua Inglesa. Sinónimo, como no, de absurdo y divertido. Los afilados pitones siguen volando muy alto.

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