Publicado en Diario de Mallorca el 13/4/10
Nacionalidad: China, 132 min. Director: Lu Chuan. Actores: Ye Liu, Wei Fang, Yuanyuan Gao, Hideo Nakaizumi
Inquietud previa: ¿Es ético que una nación poco respetuosa con los derechos humanos haga propaganda de un genocidio sufrido anteriormente por ella?
Ciudad de vida y muerte recrea, en blanco y negro y tono semidocumental, la toma por los japoneses en 1937 de la capital de China en ese momento, Nanking. Los nipones entraron a sangre y fuego: Durante las seis primeras semanas entre 100.000 y 300.000 soldados y civiles fueron ajusticiados; y entre 20.000 y 80.000 mujeres fueron violadas o forzadas a prostituirse, muriendo muchas de ellas por agotamiento. Para dar una visión más ámplia, no limitada sólo a las víctimas, Lu Chuan reparte el protagonismo entre unos soldados chinos, un embajador nazi que intenta salvar a algunos de ellos, su secretario oriental, varias mujeres, y tres milicianos japoneses de rangos bajo, medio y alto, con proporcional barbarie en sus venas. La primera mitad del filme muestra un encarnizado combate y las primeras ejecuciones masivas; la segunda el drama de las mujeres, los titubeos del ayudante del embajador y los remordimientos de un joven soldado nipón. Las escenas bélicas son soberbias, en las de resistencia y supervivencia se roza el melodrama. Aún siendo un filme duro, se han obviado escenas reales muchísimo más crueles.
Autorrespuesta a la duda inicial: aún oponiéndose a la situación actual del país asiático, es necesario ver esta película. Porque nos recuerda, como Katyn hace unos meses, que los genocidios son intolerables. Refrescar la memoria histórica, aunque señores como el juez Varela se opongan, es una de las escasas vacunas para prevenir que se repitan atrocidades similares en el futuro.
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