Publicado en Diario de Mallorca el 12/10/10
WALL STREET – EL DINERO NUNCA DUERME
Nacionalidad: Estados Unidos, 133 min. Director: Oliver Stone. Actores: Michael Douglas, Shia LaBeouf, Carey Mulligan, Josh Brolin
Comencemos por la forma. La secuela de Wall Street logra poner imágenes y ritmo a un tema tan árido como las finanzas. Recurre a todo tipo de trucos, desde conversaciones en un taxi despendolado, piques de moto entre ejecutivos rivales, pantallas fragmentadas o animaciones de los proyectos en los que invierten. En el reparto, Michael Douglas no impone tanto como la primera vez pero aguanta el tipo; Shia LaBeouf carece de la convicción de Charlie Sheen; Josh Brolin atina como depredador; Carey Mulligan está tan evanescente como su aniñado rostro.
Vayamos al fondo. Oliver Stone recrea de nuevo las ambiciones y luchas intestinas entre los que detentan el poder real del mundo. Tono didáctico para simplificar las causas del desastre (mentando incluso, ¿quién ha copiado a quien?, las Ninja de Leopoldo Abadía) y separa entre brokers buenos, dudosos y malos. Si en 1987 el lema era “La codicia es buena”, en 2010 es “¿La codicia es buena?” El protagonista del filme pelea por demostrar que hay brokers buenos y concienciados con la sociedad y el planeta. La realidad palpable es que siguen sintiéndose unos elegidos. Más: en la primera parte un sindicalista (Martin Sheen) alertaba de que los tejemanejes de algunos brokers podían liquidar a miles de trabajadores. En la secuela actual la voz de la calle la lleva una pánfila bloguera (Mulligan), supuestamente izquierdista pero tan amante del lujo como su novio o su padre. Oliver Stone machaca la metáfora de los avispados pescadores, los trata con benevolencia y se olvida de mostrar la indefensión de los pececillos. Nosotros.
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