jueves, 6 de febrero de 2014

No sólo hubo guerra en 1914

Publicado en el suplemento Bellver de Diario de Mallorca el 6/2/14



EL CINE EN 1914


Además del estallido de la Primera Guerra Mundial, ese año trajo los estrenos tras la cámara de Charlie Chaplin o Cecil B. de Mille, y un precursor del marketing viral.

El año que acaba de iniciarse nos trae el amargo aniversario (más adelante hablaremos de su vertiente cinematográfica) del centenario la Primera Guerra Mundial.

Sin embargo para el futuro séptimo arte fue un año prometedor. Seguía en pañales, por supuesto (comparado con la actualidad, es fácil perder la perspectiva temporal), pero hacía tiempo que había abandonado las barracas de feria y comenzaba a consolidarse como oferta seria y atractiva de ocio. De hecho, uno de los hitos de ese año fue la apertura del Mark Strand Theatre, en el Times Square neoyorquino, con 3.300 asientos. Por desgracia, recibió el indeseado abrazo de la piqueta en 1987.

Más edificantes fueron los debuts de dos personas que pasarían a la historia con mayúsculas del nuevo arte, Cecil B. De Mille y Charlie Chaplin. Poco  nuevo se puede contar de ambos. De Mille rodó, codirigiendo con Oscar Apfel, The Squaw man, ambientada en el salvaje oeste. Durante muchos años se consideró la primera película rodada en Hollywood; hasta que se descubrió una copia de In old California, de David W. Griffith, fechada en 1910. Varias décadas después llegaron los grandes éxitos del cineasta: Los diez mandamientos, Cleopatra, Sansón y Dalila, Piratas del mar Caribe (la original) hasta completar 80 títulos sólo como director (más 88 como productor, 22 como escritor, 20 como editor, 18 como actor...)

Charlie Chaplin, el único, el genuino, el irrepetible, se había mudado a California en diciembre de 1913 (era inglés, recordemos). Fichado por Mack Sennet, fundador de los Keystone Studios, Chaplin tuvo que superar sus reticencias iniciales (por su juventud sobre todo) pero su éxito fue casi inmediato. Debutó en febrero con Ganándose el pan. No convenció del todo al productor pero le dio una segunda oportunidad. Poco después, en una mezcla de improvisación, intuición y palos de ciego, creó el personaje del vagabundo. Fue su catapulta definitiva y en abril pasó a escribir y dirigir sus propias películas, con el éxito de todos conocido.

En su vertiente más empresarial, el año de la gran guerra fue el del nacimiento de una de las futuras majors, o grandes (colosales) productoras, la Paramount, fruto de la asociación de dos productores ya establecidos, Jesse Lasky y el húngaro Adolph Zuckor. Precisamente uno de sus primeros fichajes fue De Mille. Y es la única que mantiene su sede en Hollywood actualmente.

La película más vista hace justo un siglo no incluía ni a De Mille ni a Chaplin en sus créditos. Fue El misterio del millón de dólares. Consistía en una serie de capítulos con un argumento tan comercial como irresistible: una sociedad secreta (Los centenarios negros) intentan recuperar esa suma de dinero. Recurriendo a una muy astuta campaña de comunicación los productores del filme implicaron al público aceptando premiando la mejor idea para el capítulo final y simularon (todo vale) la desaparición real de la actriz protagonista poco antes del desenlace. Recaudó un millón y medio de dólares. El llamado marketing viral de Internet, cacareado como la última innovación en mercadotecnia, no es más que una variante de técnicas probadas hace ya un siglo.

En el terreno más anecdótico, ese año nacieron los actores Alec Guiness, Louis de Funes, Tyrone Power, Richard Windmark o el director Robert Wise. Sobreviven sólo (ojalá cumplan el centenario) los menos conocidos Richard Coogan y el cómico Irwin Corey (al que Woody Allen dio un pequeño papel en La maldición del escorpión de jade)

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