LA MUJER DEL ANARQUISTA
Nacionalidad: España, Francia, Alemania, 117 min.
Director: Marie Noëlle, Peter Sehr
Actores: Juan Diego Botto, Maria Valverde, Ivana Baquero, Adriá Collado
En la permanente ronda de ciclos temáticos, los dos últimos años han resucitado las películas sobre la Guerra Civil Española. Están justificadas porque ayudan a revisar y recordar momentos difíciles de la historia. Pero, igual que en todos los géneros, la calidad de las diferentes propuestas es desigual.
La mujer del anarquista es un genuino producto europeo: financiación de organismos comunitarios, nacionales y locales; dirección a cargo del matrimonio franco-alemán Marie Noëlle – Peter Sehr y reparto con mayoría española. El título es explícito respecto al argumento: narra las desventuras de un matrimonio republicano a lo largo de tres lustros, desde el momento álgido de la guerra española hasta los momentos más duros de la represión y el exilio en Francia. De el “No pasarán” voceado por el locutor de radio protagonista (Juan Diego Botto) al “pasaron” y las desventuras de los perdedores. El punto de vista es el de su mujer e hija (María Valverde, Ivana Baquero), que permanecen en Madrid gracias a algunos apoyos en el nuevo régimen, y el presumido reencuentro en el tercer acto. Eso permite un tratamiento muy sentimental, en el buen y mal sentido del término. Se gana la complicidad del espectador, pero se roza el melodrama. A ello contribuyen la falta de novedad en el argumento, los personajes estereotipados, pequeños detalles como el alto nivel de vida que llevan al principio, (insinuando, con o sin premeditación, que eran unos privilegiados) y los impostados diálogos. La ambientación y fotografía están muy elaboradas, algunos planos reales de archivo, bellas localizaciones y buena recreación de los breves episodios bélicos. Los actores ponen pasión y oficio para intentar soslayar la carencia de profundidad y aristas de sus personajes.
La mujer del anarquista está llena de buenos propósitos, la historia de unos perdedores de la guerra del 36 desde un punto de vista muy humano. Buenos propósitos que se quedan en eso por el mal endémico de muchas películas, historia previsible y personajes planos. Aún así gustará a los que interese el tema o a los amantes del cine europeo.
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