jueves, 8 de enero de 2009

Puro Ritchie

Publicado en Diario de Mallorca el 3/1/09

ROCKNROLLA

Nacionalidad: Reino Unido, 114 min.
Director: Guy Ricthie
Actores: Gerard Butler, Thandie Newton, Tom Wilkinson, Mark Strong.

El director y productor británico Guy Ritchie es más famoso por su vida privada (su tormentoso matrimonio con Madonna) que por sus películas. RocknRolla vuelve a la fórmula que patentó en sus dos primeros filmes: comedia negra de mafiosos, con ritmo frenético, tramas entrelazadas, diálogos afilados, violencia estilizada, banda sonora cañera y superficialidad patente. Similar al primer Tarantino, aunque diferenciado por su montaje más acelerado y su logrado sello británico.

El argumento va de pelotazos urbanísticos en el moderno Londres, con cacique en la sombra (“la vieja escuela es la mejor escuela”), concejal corrupto, millonario ruso manirroto (indisimulado doble de Roman Abramovich, buscando provocar un revuelo que no llegó), mujer fatal, rockero yonqui y matones enamoradizos. Hay también un McGuffin. Si en Lock & stock eran unos trabucos y en Snatch un diamante, aquí es un cuadro cuyos vaivenes provocan la suerte o desgracia de los protagonistas. Y una paradoja: aumenta la suma de dinero que se mueve pero disminuye el suspense; intimidaba mucho más el usurero de Snatch que los sicarios rusos o ingleses de ahora. Al principio además hay un exceso de verborrea, se pasa de los diálogos a la narración en off sin respiro para el espectador. Brillantes son las elipsis patentadas por el director (como la brevísima escena amorosa) y los juegos artísticos como los subtítulos encapsulados del baile en la fiesta. La ambientación salta bien de los ambientes lujosos y sórdidos. El reparto cumple más que bien. Algo frío Gerard Butler (300), estilosa Thandie Newton, creíble Tom Wilkinson y magnífico Mark Strong. La banda sonora es potente, combinando rock incipiente con buenos clásicos (Clash, Lou Reed, Flash and the pan).

RocknRolla no aporta nada nuevo respecto a los filmes anteriores del director y mantiene su vacuidad, con las leves alegrías de un par de escenas originales y la denuncia de la corrupción urbanística. Sólo recomendable para fans del ex de Madonna o de Tarantino.

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