A CIEGAS
Nacionalidad: Canadá, Brasil, Japón, 118 min.
Director: Fernando Meirelles
Actores: Julianne Moore, Mark Ruffalo, Alice Braga, Gäel García-Bernal
Distopía es una utopía negativa, perversa. Es un formato argumental adorado por la ciencia ficción (las obras maestras de Orwell, K. Dick, Bradbury; filmes recientes como Soy leyenda o Watchmen). José Saramago recurrió a él en su Ensayo de la ceguera para criticar el desquicie, la falta de rumbo y de valores de la humanidad en el último siglo.
El atractivo de la obra de Saramago está en su ambientación hace medio siglo (lo que la emparentaría con El ángel exterminador de Buñuel) y en la característica escritura del portugués, con frases-rio. Al trasladarla al presente y no poder trasladar el estilo literario, Fernando Meirelles ha realizado un filme bien intencionado pero tuerto, una historia apocalíptica como las muchas de ciencia ficción ya vistas o leídas. El mensaje es idéntico al de El señor de las moscas o Rebelión en la granja: la ambivalencia amor-odio que late en los humanos. La parábola de Saramago se diluye y en cambio se hace más evidente la inverosimilitud del argumento (¿un preso ciego sometiendo a doscientas personas, una de ellas no ciega, sólo con un revólver?) y el encasillamiento de los personajes. Levanta el vuelo en los pequeños conflictos personales. La puesta en escena está muy trabajada, la fotografía juega todo el tiempo con virados de color y desenfoques y cambios de ángulo repentinos. Los actores ponen toda la convicción y humanidad que pueden a unos personajes que les dan muy poco juego.
A ciegas es una película correcta y entretenida. El asunto, el problema, es que del encuentro Saramago-Meirelles se esperaba más. Recomendable a los amantes de dramas futuristas.
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