Publicado en Diario de Mallorca el 9/3/10
OSCARS 2010
Tras el éxito de Titanic, Cameron no tuvo, como los generales romanos, un subalterno que le susurrara que seguía siendo humano. Los factotums de Hollywood tomaron nota de su soberbia y se la han devuelto en plato bien frio, regado posiblemente con un chorrito de igual de humana envidia. La ex del millonario cineasta ha escogido la más terrenal modestia. En tierra hostil tiene paradojas muy interesantes: Es un filme bélico, género sólo atractivo al género masculino, dirigido por una mujer. Los artificieros retratan, mejor que nadie y nada, que los soldados occidentales en el Medio Oriente son alienígenas, extraños en tierra extraña, profesionales entrenados para no sentir ni pensar.
Siguiendo en la categoría reina, merecidísimo, más vale tarde que nunca, el Oscar a Jeff Bridges; supongo que igual de merecido el de Sandra Bullock; previsibles, sin desmerecerlos, los de Mo’nique y Cristoph Waltz. En los premios al mejor guión no ha habido regalos compensatorios, reafirmando la preferencia por la crudeza bélica o social. Con la estatuilla al mejor filme forastero se han invertido los papeles. El secreto de sus ojos es un excelente thriller con una preciosa historia de amor pero era la opción más digerible de la terna favorita. La cinta blanca y El profeta tienen mucho más cine, duro y profundo, en sus venas. La rebosante sala de trofeos de Pixar, engordada a pulso una vez más, comienza a deprimir a sus rivales.
Los extraterrestres de Avatar, nadie lo niega, han reanimado a la industria del cine. Pero para que Cameron vuelva a oler la alfombra roja deberá arrodillarse y agachar la cabeza, cosa que no se atisba a corto plazo. Es ley del espectáculo, ley del planeta Tierra.
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