sábado, 28 de febrero de 2009

Por un puñado de historias

Publicado en el suplemento Bellver de Diario de Mallorca el 26/2/09

CINE. La carrera de Clint Eastwood se puede simplificar en tres etapas: La primera, sus inicios, están unidos para siempre a la trilogía de spaghetti westerns dirigidos por Sergio Leone (Por un puñado de dólares, La muerte tenía un precio, El bueno, el malo y el feo) y rodados en Almería. Leone bautizó a su personaje como “El hombre sin nombre”, un descastado casi mudo, sin pasado, sin miedo y sin escrúpulos. Y del actor dijo que tenía dos expresiones: con sombrero y sin sombrero.

Su siguiente escalón en la fama fue Harry el sucio y secuelas, en las que encarnaba una vez más a un ser alegal, en este caso un policía de mirada impávida y gatillo fácil, adorado por el público en los duros años de la crisis de los 70. Su tercera etapa (ninguna de ellas estanca) es la de director. Se inició en 1971 con Escalofrío en la noche y alcanzará la treintena de títulos con su biopic sobre Nelson Mandela (El factor humano, en fase de producción). Sus dos mayores éxitos le llegaron con Sin perdón (1992) y Million Dollar Baby (2004). Con ambas ganó los Oscares a la mejor película y mejor director; y ha recibido uno adicional (1994) por su trayectoria. Aunque es conocido sobre todo por encarnar o dirigir a policías y vaqueros, su inquietud, o profesionalidad, le han embarcado en curiosidades como una entretenida road movie (Thunderbolt & Lightfoot), una historia del circo (Bronco Billy), una aventura de montañeros (La sanción del Eiger, con escenas en la mítica cara norte de esa montaña), la vida del igual de mítico músico de jazz Charlie Parker (Bird), o una recreación del rodaje de La Reina de África (Cazador blanco, corazón negro).

A ambos lado de la cámara, Eastwood se ha especializado en personajes duros y complejos. Marcó la pauta en Por un puñado de dólares, la única película (sorprendentemente) con guión suyo. El hombre sin nombre, Harry Callaghan, William Munny, Frank Morris, Frankie Dunn o Walt Kowalski representan al arquetipo de americano independiente, decidido y algo (o bastante) conservador. Con el tiempo ha comprendido que añadiendo matices, explicando por qué son racistas, violentos, ariscos o misóginos, es más justo con la realidad de la calle, y se mete aún más en el bolsillo a los espectadores.

Con Gran Torino, Clint Eastwood acumula su cuarto estreno en poco más de un año, tras Banderas de nuestros padres, Cartas desde Iwo Jima y El intercambio. Su aversión, o respeto extremo, a los procesadores de textos se compensan con un desarrollado olfato para detectar buenas historias y un trabajado y un sobrio y depurado talento para dirigirlas. A los 78 años sigue haciendo películas a ritmo frenético porque, confiesa él mismo, le queda un puñado de buenas historias por contar.

martes, 24 de febrero de 2009

Memoria activa

Publicado en Diario de Mallorca el 26/2/09

VALS CON BASHIR
Nacionalidad: Israel, Alemania, Francia 115 min.
Director: Arie Folman
Actores: (Animación)

La película israelí nominada al Oscar a la mejor película extranjera es un relato en formato cómic sobre un trauma bélico. Un director de cine israelí sufre amnesia traumática veinte años después de participar en la guerra de Líbano. Como no recuerda nada, un terapeuta le recomienda que busque a sus compañeros de batallón y que éstos le ayuden a reconstruir los recuerdos. En esa búsqueda le van contando historias, que culminan en la matanza de Sabra y Chatila, perpetrada por los falangistas cristianos pero consentida por sus aliados judíos. El protagonista acaba conociendo que él fue uno de los soldados que vieron como entraban los falangistas y, por órdenes superiores, se cruzaron de brazos ante la evidente masacre.

La dosificación del horror es gradual. Historias inusuales (el soldado que nada una noche entera por mar abierto, el sueño de la sirena, el soldado bailando ante los francotiradores, los chicos saliendo desnudos del mar bajo las bengalas…) y probablemente reales. Poco a poco se va cociendo el horror, matizado por los insertos presentes de falso documental. Y al final sí cierra con imágenes reales, para recordar que ese horror ocurrió. El tratamiento visual también es impactante. Las escenas oníricas recuerdan a Miyazaki (El viaje de Chichiro); en los episodios bélicos Folman potencia, como Hugo Pratt (Corto Maltés), las luces y sombras. También juega con escenas monocromáticas, bicromáticas o, más esporádicas, a todo color. Las escenas del presente (bares, casas) tienen una deliberada tosquedad motriz. La música combina temas clásicos en las escenas más dramáticas con pop de los 80 asociados a recuerdos de los soldados.

La lectura de la película es obvia. Narra unos hechos de hace dos décadas, pero recuerdan demasiado a episodios protagonizados por el ejército israelí desde entonces. Es un un ejercicio de memoria más, y más necesario que nunca, de que en las guerras no hay causas justas porque siempre los más débiles, los civiles, reciben la peor parte. Impresionante en fondo y forma. Imprescindible para cualquiera con un mínimo de interés por la coyuntura mundial y aprecio por la vida humana.

Un pedazo de carne vieja y seca

Publicado en Diario de Mallorca el 25/2/09

EL LUCHADOR

Nacionalidad: Estados Unidos 115 min.
Director: Darren Aranofsky
Actores: Micky Rourke, Marisa Tomei, Eva Rachel Wood,

En Europa desconcierta el componente teatral de la lucha libre profesional. Un teatro que exige un entrenamiento físico y una flexibilidad excepcionales. El público paga por ver como un culturista de 120 kilos de músculo es capaz de ponerse de pie sobre las cuerdas del ring y caer encima de su adversario; o dar una vuelta en el aire hacia atrás simulando que se libera de una llave en la muñeca. Como no hay competición, el momento de la retirada de sus fornidos actores es más difuso.

El luchador tiene similitudes con películas como el último Rocky o El buscavidas, aunque a mi me ha recordado más a la soberbia y poco conocida Fat City de John Houston. La película de Aranofsky comparte con ellas muchos lugares comunes del género: el declive físico, el déficit emocional trocado en soledad, los crecientes problemas económicos... Se cuenta con detalles como el sonotone o las gafas para ver, el trabajo en la charcutería, el masoquismo de los combates, las drogas, las juergas esporádicas, el antes y después de las peleas. Apenas se reflexiona sobre el pasado pero el presente ofrece implicitamente las respuestas: la caravana alquilada, la hija que reniega de él, la prostituta que se niega a enamorarse, el infarto... Y ante ello el protagonista hace lo único que sabe, encajar los golpes, intentar adaptarse a su nueva situación y luchar por mejorarla. La realización imita levemente a los documentales, con una steady cam siguiendo todo el rato al protagonista, pero no experimenta más, dejando que el guión y los actores pongan el resto. Mickey Rourke merece todos los elogios recibidos hasta ahora por su naturalidad; es tan creíble cuando salta al ring como cuando llora ante su hija o baila ante su amiga. Marisa Tomei comparte esa nada sencilla naturalidad en la intrepretación y mantiene su envidiable belleza.

El tema de El luchador puede no interesar a algunos, pero es un filme muy recomendable como modesta y emotiva lección de redención y lucha contra la adversidad.

De Alcobendas al cielo

Publicado en Diario de Mallorca el 24/2/09

No sé si hablar del efecto Obama, el efecto Gasol. O simplemente que consideran (más incluso que Javier Bardem) que la chica de Alcobendas es una angelina (por Los Angeles, no por la Jolie). El caso es que la bizetiana y racial Maria Elena de Vicky Cristina Barcelona se ha llevado el Oscar al zurrón haciendo lo que se esperaba de ella, hembra latina y con carácter. Enhorabuena a ella y a Woody Allen por seguir entreteníendonos.

Sobre el triunfo absoluto de Slumdog Millionaire, repito que no es una gran película. Es muy resultona visualmente pero su mirada, por mucho que intente disimularlo, es postcolonialista y con escaso reflejo de la complejísima realidad de la India. Es cierto que El curioso caso de Benjamin Button no era un rival para ella. Es igual de hueca y más tediosa. La única explicación que veo al éxito de Danny Boyle y Pe es que los académicos se han contagiado de la Obamanía. Quieren vender al mundo que están más abiertos al mundo que nadie y lanzar un mensaje optimista ante la crudeza de la crisis. Los indios (de la India) están de enhorabuena, porque este año van a recibir un aluvión de turistas. En los premios a la interpretación una sola sorpresa, y a medias. Sean Penn ha desbancado a Mickey Rourke como actor protagonista. Penn no se ha mordido la lengua, incitando a Obama a promover los matrimonios gays y animando a Rourke a seguir luchando. No es noticia la estatuilla de Heath Ledger, incontestado desde su morboso fallecimiento; ni la de Kate Winslet, igual de merecida. Los premios al mejor guión han ido a Slumdog Millionaire y Milk. Wall-E sigue hinchando la sala de trofeos de los genios de Pixar.

En el cuarto oscuro de los damnificados, una dolorosa injusticia. Vals con Bashir es para mi la mejor película de toda la gala. Pero critica al ejército israelí, y todos sabemos qué lobby tiene mayoría absoluta en los despachos financieros y creativos de Hollywood. Lo dicho, enhorabuena una vez más a Pe.

jueves, 19 de febrero de 2009

Hagan apuestas


Para que no digan que una vez fallados los premios es muy fácil apuntarse al carro de los vencedores, aquí va mi apuesta, con breve opinión personal, de los premios principales.

Actriz secundaria: Penélope es la baza exótica en una edición muy igualada. Siento debilidad por Marisa Tomei así que voto por ella. Amy Adams puede ser la sorpresa.

Actor secundario: Está cantado. No hace falta ni decir el nombre.

Actriz principal: Kate Winslet depende del ruido que hayan montado los ultras judíos, a los que no ha gustado del todo The reader. Al quite está la siempre infalible Meryl Streep. Apuesto por cualquiera de las dos. Las demás tienen poco que hacer.

Actor principal: Como en el caso de Heath Ledger (huy, lo he nombrado) la resurrección de Micky Rourke reune una mezcla de morbo y superación que vende mucho. Sin haber visto El luchador apuesto por él por las unánimes críticas de mis colegas de allí.

Guión original y adaptado: Estos premios son el comodín principal para desagravios. Una curiosidad: de las 5 nominadas a mejor película sólo hay un guión original (Milk); el resto son adaptaciones de libros u obras de teatro. Esto ayuda a unos y perjudica a otros. Mi apuesta: Milk y La duda.

Mejor director: Hagamos el juego de los descartes: Ron Howard, correcto / David Fincher, buen creador de ambientes pero sin sentido del ritmo ni de la hora / Gus van Sant, demasiado académico ultimamente / Stephen Daldry, algo ombliguista / Danny Boyle -experimentador, aunque con demasiados resabios a videoclip. Mi apuesta: Danny Boyle. Visualmente y de ritmo Slumdog millionaire es irreprochable

Mejor película: Slumdog millionaire me ha parecido hueca. El desafío Frost contra Nixon engancha pero vende como casi documental un relato muy exagerado respecto a lo que ocurrió de verdad, y eso es un engaño. El curioso caso de Benjamin Button es una historia curiosa y evocadora que le sobra una hora de metraje. The reader está bastante bien pero tiene varios momentos muy de best seller. Apuesto (voto ) por Mi nombre es Harvey Milk, aunque no creo que se lleve el gato al agua, porque Brokeback mountain está reciente.

El lunes, probablemente, vereis que no he nacido para Nostradamus.



martes, 17 de febrero de 2009

¿Qué habría hecho usted?

Publicado en Diario de Mallorca el 17/2/09

THE READER

Nacionalidad: Estados Unidos Unidos, Alemania, 124 min.
Director: Stephen Daldry
Actores: Kate Winslet, David Kross, Bruno Ganz, Ralph Fiennes,

Basada en la novela del alemán Bernhard Schlink The reader es otra historia más sobre el espinoso tema del Holocausto nazi. Tiene un elemento romántico y dos misterios. Desvelaré solo el primero.

Narra la vida de un adolescente que se enamora de una mujer adulta que le gusta que le lean novelas en la cama. Ésta desaparece de su vida y, años después, la ve en el banquillo de uno de los juicios por el horror nazi. El chico, adulto ya, tiene información que puede suavizar su pena. Pero ella también la tiene y no la ofrece al jurado. Esta parte central de la película es el momento cumbre, y ofrece varias lecturas y reflexiones: ¿se puede justificar, o al menos matizar, la crueldad de los verdugos si muestran algún rasgo de humanidad? ¿Por qué hicieron lo que hicieron, por insensibilidad intrínseca o porque se dejaron llevar por lo que hacían los demás, la tribu? La mujer se lo plantea así al juez “¿Qué habría hecho usted?”. No como pregunta defensiva, sino para intentar comprender por qué participó ella en el horror. Al final aflora otro tema más: ¿la magnitud del horror justifica que nunca se perdone a los que participaron en el exterminio? ¿No es simplista –y por tanto injusto- deducir que todos los guardianes de los campos de concentración eran unos sádicos desalmados? Entre medias, en el primer acto y al final del segundo, hay una historia de amor ciego y otra de mala conciencia demasiado literarias. Kate Winslet está soberbia, el joven David Kross aguanta el envite de la estrella, a Ralph Fiennes le salva la escena final, y Bruno Ganz convence también como profesor de Derecho.

The reader aspira a varios oscars principales en un año muy abierto. Cinco buenas películas, ninguna memorable. El filme de Stephen Daldry es una buena reflexión sobre un tema que sigue siendo muy polémico medio siglo después, pero lo adorna con artificios literarios y melodramáticos demasiado evidentes. Recomendable a pesar de estas salvedades.

domingo, 15 de febrero de 2009

Rata afortunada


Publicado en Diario de Mallorca el 15/02/09

SLUMDOG MILLLIONAIRE
Nacionalidad: Reino Unido, 120 min.
Director: Danny Boyle, Loveleen Tandan
Actores: Dev Patel, Anil Kapoor, Madhur Mittal, Freida Pinto

Danny Boyle es otra víctima del síndrome del éxito prematuro. Con Trainspotting acertó en fondo, forma y desparpajo. A continuación, por las razones que sean, le dio por tocar todo tipo de géneros (terror, ciencia ficción, comedia romántica…) ofreciendo algún acierto (28 días después), varios fiascos (La playa, Una historia diferente) y división de opiniones (Sunshine).

Con Slumdog millionaire toca el atractivo palo de la fusión intercultural. Está ambientada en la India, país/subcontinente de moda. La historia es muy básica: un chico criado en la más absoluta pobreza de Bombay (slumdog se puede traducir como rata de cloaca) se presenta a un concurso televisivo (¿recuerdan el 50x15, presentado por Carlos Sobera?) y tiene la fortuna de que varias respuestas están asociadas a momentos clave de su vida. Todo esto se cuenta con algunos flashbacks, y en tres actos muy definidos: infancia, adolescencia y paso a la edad adulta del trio protagonista, con el concurso como momento cumbre. El primer y el tercer acto tienen más fuerza que el segundo, lastrado por las idas y venidas temporales. El cóctel argumental incluye un culebrón amoroso, un drama familiar, conflicto racista, denuncia de explotación infantil, corrupción policial, mafias urbanísticas y leve crítica al turismo de masas. Al apuntar hacia tantos sitios Boyle se queda en la superficie de todos ellos, levedad remarcada por el estilo visual del director: espectacular pero demasiado cercano al videclip. Las referencias a Bollywood son marketing, poco más. El reparto es ámplio y complejo. Los chicos están muy sueltos. En los jóvenes tengo dudas. El actor protagonista está muy bien en el concurso, pero no acabo de ver química auténtica con su hermano y la chica. El presentador y el policía muy bien.

Slumdog millionaire es un exótico y algo hueco filme de mestizaje cultural. Tiene ecos de Frank Capra, impacta al principio y emociona al final, pero está lejos de ser una obra maestra. Recomendable asumiendo esta premisa.

miércoles, 11 de febrero de 2009

Esencia de cine

Publicado en Diario de Mallorca el 12/2/09

CINE. La obra de Julio Cortázar, como la tantos otros autores latinoamericanos, no encajaba en los cánones de obras fáciles de llevar a la gran pantalla. Algunos ejemplos: García Márquez sólo cuenta con adaptaciones poco más que correctas de obras menores; Cabrera Infante escribió el guión de la curiosa road movie Punto Límite Cero, pero es dudoso que se lleguen a adaptar sus dos obras maestras (Tres Tristes Tigres y La Habana para un infante difunto); Vargas Llosa, Borges y muchos otros esperan (desde la Tierra o desde el cielo) un cineasta a la altura de su talento.

Las transposiciones de Cortázar al cine se pueden dividir en dos grupos. Hubo una serie de adaptaciones con implicación directa del autor. Varias de ellas (La cifra impar, Circe, La intimidad de los parques) fueron dirigidas por su paisano Manuel Antón y se han quedado en el superpoblado limbo de las creaciones correctas pero sin chispa.

En el polo opuesto, dos reconocidos directores europeos captaron la chispa de dos relatos del argentino y los adaptaron a su aire. Jean Luc Godard se inspiró en La autopista del sur para su inquietante Week end. Michelangelo Antonioni eligió para su primera producción en Estados Unidos mezclar la trama del relato Las babas del diablo con un trasunto del fotógrafo David Bailey, resultando el atípico, extraño y magnético largometraje Blow Up.

Las babas del diablo y Blow up tienen una conjunción argumental y un abismo formal. Cortázar planteó el cuento como un experimento a lo Quenneau: mezclar primera y tercera persona con la historia de un fotógrafo que desbarata un crimen. Antonioni se olvidó de los tiempos verbales y profundizó en el protagonista. Con un estilo muy del Arte y Ensayo de la época retrató a un fotógrafo atrapado en la burbuja etérea del mundo de la moda. Hasta que el supuesto crimen revienta la burbuja. No llega a aclarar el asesinato pero le sirve para romper la deriva placentera e inconsciente de su vida. Tanto para el argentino como para el italiano, el crimen es un McGuffin puro. No lo desarrollan según el canon de los relatos de suspense, sino que es una excusa para un juego formal y un retrato existencial. Aunque Cortázar renegó de esa adaptación, aceptó aparecer en un cameo (una de las fotografías del artista).

Blow Up es un ejemplo clásico, paradigmático, de la tormentosa relación entre literatura y cine. Buenos y malos directores han creado buenas y malas películas de buenas y malas obras literarias de buenos y malos autores. Una ecuación perogrullesca y abstracta en un oficio volátil. No hay receta de éxito; sólo la impredecible inspiración de los cineastas. Esa es la magia, la esencia, del cine.

domingo, 8 de febrero de 2009

Animales

Publicado en Diario de Mallorca el 10/2/09

EL DESAFIO: FROST CONTRA NIXON
Nacionalidad: Reino Unido, Estados Unidos, Francia, 122 min.
Director: Ron Howard
Actores: Michael Sheen, Frank Langella, Kevin Bacon, Rebecca Hall

Para que se hagan una idea: ¿Se imaginan a Jesús Vázquez pagando dos millones de euros de su bolsillo para intentar que José María Aznar confiese que se equivocó con la guerra de Irak y sabía que Hussein no tenía armas de destrucción masiva?

Algo similar ocurrió en Estados Unidos hace tres décadas. La iniciativa del periodista inglés de entrevistar al defenestrado ex presidente fue una mezcla de corazonada y subidón de ego; la anuencia del político fue una mezcla de codicia y desesperado intento por reflotar su carrera. Era una partida de suma cero, en la que uno ganaba y el otro perdía. Si Nixon llevaba a Frost a su terreno, el programa no tendría audiencia y perdería mucho dinero. Si Frost ganaba, jubilaba definitivamente al político. Los dos habían triunfado en sus respectivos campos pero la ambición (de reconocimiento uno, poder total el otro) les lleva al borde del acantilado. El guionista y autor teatral Peter Morgan vende unas entrevistas interesantes pero no trascendentales como un momento clave de la historia. Como puntos débiles adicionales hay que reseñar el peliculero final (más cerca de Rocky que de los hechos reales), la fotografía, (exagerando sin necesidad la textura de las películas de esa época), y el reparto: Michael Sheen tiene un físico simpático, pero los papeles exigentes (como éste o el de Tony Blair en La reina) le vienen grandes. Frank Langella se acerca bastante al Nixon real. Kevin Bacon está aceptable como ayudante del político. Y a Rebecca Hall (Vicky Cristina Barcelona) le toca hacer de florero.

Frost contra Nixon es la recreación de un duelo entre dos animales, uno político y otro mediático; dos luchadores sagaces y narcisistas. El casting es cuestionable y sobran algunos virados de color, que se compensan por el firme guión, el atractivo juego psicológico entre los protagonistas y el acertado ritmo. Real o no, engancha, no sólo a periodistas o amantes de la actualidad política.

Nacemos y morimos con pañales

Publicado en Diario de Mallorca el 8/2/09

EL CURIOSO CASO DE BENJAMIN BUTTON
Nacionalidad: Estados Unidos, 159 min.
Director: David Fincher
Actores: Brad Pitt, Cate Blanchett, Julia Ormond, Tilda Swinton

El curioso caso de Benjamin Button es un vulgar ejemplo del kafkiano desarrollo de proyectos en Hollywood. La adaptación de un relato de Scott Fitzgerald escrito en 1921 comenzó a pergeñarse en 1994. Pasó por diversas productoras, guionistas y directores y acabó con un elevado presupuesto (130 millones de euros), guión de Eric Roth (Forrest Gump, El dilema, Munich) y dirección de David Fincher (El club de la lucha, Zodiac).

Hay cambios sensibles. La veintena de páginas del relato pasan a dos horas largas, el lapso 1860-1910 pasa de 1918 a la actualidad. La ambientación de Nueva Inglaterra a Nueva Orleans, añadiendo una prescindible trama de madre moribunda rememorando la historia del difunto y curioso padre. El desarrollo es premioso, sobre todo en la primera parte; cuando el protagonista se hace adulto mentalmente se dispara en interés, el tórrido romance con la mujer del diplomático (Tilda Swindon) y el apasionado con la mujer de su vida (Cate Blanchett). La pasividad del protagonista puede desconcertar a más de uno; otros captarán su cálido existencialismo. El final es más breve, ya que poco nuevo hay que contar. Y se completa con los simpáticos y fugaces gags de los rayos. La fotografía, el maquillaje y la fusión de planos reales con virtuales son excelentes. Las actuaciónes están a tono con el planteamiento del filme. Brad Pitt juega sobre todo con su mirada, no tan expresiva como (verbigracia) Robert Downey jr., pero coherente con su personaje. Tilda Swindon y, sobre todo, Cate Blanchett están discretas y soberbias al mismo tiempo. Julia Ormond correcta.

Película extraña, muy larga y no tan profunda como sugiere. Su moraleja es demasiado obvia (nada es para siempre; todos nacemos y morimos con pañales sin que el orden de los factores altere el producto). Atrapan las evocadoras ubicaciones (Nueva Orleans, Murmansk…) y la historia de amor, sobre todo cuando se alejan después de haberse cruzado y vivido un intenso romance. Exige paciencia, pero gustará a los amantes del cine clásico y las novelas largas que van atrapando poco a poco.

miércoles, 4 de febrero de 2009

El rottweiller de Darwin contra la nalga del ministro

Publicado en el suplemento Bellver de Diario de Mallorca el 5/2/09

ENSAYO Las teorías de Darwin han generado un eterno debate durante el siglo y medio transcurrido desde su antiprometeico ensayo. La confrontación principal, y la más agria, se ha dado entre los racionalistas más o menos laicos y los creacionistas mucho más que menos religiosos. Sin embargo se han producido también encendidos debates en el primer bando, el de los defensores de Darwin. El más sonoro fue el que se produjo entre Richard Dawkins y Stephen Jay Gould. Uno es inglés, el otro era (falleció hace seis años) estadounidense.

Los dos nacieron el mismo año (1941). Los dos tenían un impresionante currículo (Doctor por Oxford y profesor en Berkeley el primero; profesor en Columbia, NY University y Harvard el segundo, además de hablar cinco idiomas). Los dos tenían un extraordinario talento para la divulgación científica. Dawkins revolucionó y epató con el provocador El gen egoísta, que se resume en el prólogo de la edición de 1976: “Somos máquinas de supervivencia, vehículos autómatas programados a ciegas con el fin de preservar las egoístas moléculas conocidas con el nombre de genes”. Jay Gould investigó un yacimiento de fósiles del Cámbrico (hace 500 millones de años) y propuso en su clásico La vida maravillosa, que el azar también ha influido en la evolución de las especies; acuñando la teoría del equilibrio puntuado.

Coincidieron en una (rara entre los científicos) combinación de amenidad y profundidad de sus ensayos. Un capítulo de El gen egoísta se titula Tu rascas mi espalda, yo cabalgo sobre la tuya; varios libros del neoyorquino tienen títulos tan poco científicos como El pulgar del panda, La sonrisa del flamenco o Brontosaurus y la nalga del ministro.

Y los dos tenían genes muy combativos, utilizando El origen de las especies como cuadrilátero. Dawkins era ateo, y su Billy Wilder (parafraseando a Fernando Trueba) era/es Charles Darwin. Gould, criado en una familia judía liberal, era agnóstico. Defendía que todo es discutible y matizable siempre que se haga con fundamentos racionales.

Disintieron en su visión de la importancia de la ciencia. Dawkins luchó, lucha, con todas su fuerzas para demostrar la verdad de la ciencia y la falsedad de la religión. Por eso le apodaron “El rottweiller de Darwin”, Gould no creyó en verdades absolutas. Aceptó los planteamientos de Darwin, pero se negó a santificarlo. Siendo peleones los dos, rehuyeron el cara a cara. Gould lanzaba sus flechas por escrito; Dawkins le respondió en conferencias y debates. Esas peleas infantiloides demuestran que, además de inteligentes y brillantes, eran muy humanos. Las obras de ambos se reeditan con frecuencia en nuestro país y hay una obra en inglés (Dawkins vs. Gould. The survival of the fittest, de Kim Sterelny) que recoge la pugna entre ambos.

martes, 3 de febrero de 2009

Las gatas cazan mejor

Publicado en Diario de Mallorca el 4/2/09

LA DUDA

Nacionalidad: Estados Unidos, 104 min.
Director: John Patrick Shanley
Actores: Meryl Streep, Philip Seymour Hoffmann, Amy Adams, Joseph Foster

La historia de La duda va de un supuesto abuso de menores en un colegio religioso en 1964. Una joven profesora (Amy Adams) nota algo raro entre el párroco (Philip Seymour Hoffmann) y uno de los monaguillos. Cuando se lo cuenta a la directora (Meryl Streep), ésta sospecha lo peor. Sin embargo no tiene pruebas concluyentes, y además sus superiores son machistas y corporativistas. En un momento de la película aparece una sirvienta con una gata y un ratón muerto; la directora, tras una fugaz mirada, comenta “Las gatas cazan mejor”. En otro momento la joven pregunta a su superiora algo como: “¿Por qué piensa mal?”; Meryl Streep responde tajante: “Por experiencia”.

El argumento va de todo esto y de lo que indica el título. Las pruebas no son claras y flota la duda de si están acusando injustamente al párroco. Pero más que eso es una lección de psicología humana. ¿Existe alguien perfecto? El cura adora a los chicos, aunque, quizás, demasiado. La directora vela por que se formen bien y sin traumas, pero esa rectitud le hace bordear los métodos inquisitoriales. La profesora es tan buena de carácter como incapaz -por inseguridad- de querer ver el lado tenebroso que late en algunos. La madre del chico se plantea si un mal trago presente de su hijo vale una futura educación mejor.

John Patrick Shanley (guionista de Hechizo de luna, Viven y director de Joe contra el volcán) adapta una obra teatral suya con austeridad y precisión de cirujano. Toda la acción es, inevitable, declamada e intramuros; pero la puntúa con breves mini gags visuales (la gata, las uñas, la bombilla…). El duelo de diálogos es excelso, como las actuaciones. Streep y Hoffmann encadenan una interpretación memorable tras otra, inasequibles a los volubles jurados de los certámenes. Amy Adams y Viola Davis, por aguantarles el envite, se han ganado las nominaciones al Oscar con merecimiento. Excelente drama, para amantes del cine reposado y con cuerpo.

lunes, 2 de febrero de 2009

El cine español existe


Publicado en Diario de Mallorca el 3/2/09

ANALISIS - PREMIOS GOYA 2009

Un año más, cara nueva en el escenario y las caras de siempre en la platea. Carmen Macchi sustituyendo a Jesús Corbacho frente al micro y la Muchachada Nui del manchego Joaquín Reyes a la tropa catalana de El Terrat en los sketches cómicos. Se nos vendió como el año de la austeridad y la brevedad, pero ni los guionistas del evento ni la marujona de Aida estuvieron a la altura del aforismo de Gracián. Alguna sonrisa, alguna leve puya a las autoridades por no ayudar más al gremio, algún compadreo con las dos estrellas invitadas (Penélope Cruz y Benicio del Toro), tímidas quejas de la crisis, tímidas incitaciones a no arrojar la toalla, fotos y besos para todos.

Los premios me han parecido justos. Camino ha tenido el valor de atacar un tema muy delicado e ingrato de cara a las audiencias. No es un filme redondo pero Fesser ha arriesgado más que Cuerda. Merecidos los homenajes póstumo a Rafael Azcona y en cuerpo presente a Jesús Franco. Inmerecidas, aunque sus autores conocen las reglas del juego, las derrotas de Los crímenes de Oxford y Sólo quiero caminar. Los premios a Pe y Be despiden olorcillo. No insinúo que estuvieran amañados, sí que les soplaran que habían ganado para ganarse su presencia. Al(modóvar) y Am(enábar) no se dignaron a acercarse para hacer bulto, sabedores de que el año próximo se batirán en sanguinario duelo por las devaluadas estatuillas. En el duelo de novatos es más original la película de Vigalondo que la de Zannou, pero el neorrealismo vende más en los certámenes.

Hace unos años los bajoaragoneses se echaron en masa a la calle con el lema “Teruel existe”. Los premios Goya me han dado la sensación de ser un grito igual de desesperado para captar la atención del esquivo público. Mucho gimoteo que no cuadra con las cifras: El año pasado se produjeron 173 películas. Trabajo no ha faltado, financiación tampoco, la piratería la sufren igual, o más, los americanos. ¿Por qué no dedican menos energías a lamentarse y más a encontrar la tecla, el punto G, –no es fácil, lo sé – para seducir a nuestros espectadores?

Hasta la gomina de Hitler


Publicado en Diario de Mallorca el 2/2/09

VALKIRIA

Nacionalidad: Estados Unidos, Alemania, 121 min.
Director: Bryan Singer
Actores: Tom Cruise, Bill Nighy, Kenneth Brannagh, Terence Stamp, Tom Wilkinson

Valkiria narra el último y más sólido intento de golpe de estado contra Hitler, por parte de un grupo de oficiales de alto rango. Su acción fue loable; como objetable es por qué tardaron tanto en darse cuenta de que su jefe máximo era lo que era, un tirano despiadado y paranoico.

La recreación de los hechos es (parece) bastante fiel. Impulsada por los americanos, y con alto presupuesto, se ha centrado más en el suspense que en profundizar en las implicaciones y ramificaciones del complot. Al principio hay algunas reflexiones interesantes: sobre si eran ratas abandonando el barco apresuradamente, o sobre la endeblez de sus planes futuros en caso de lograr su objetivo (como ocurrió al recién largado presi de EEUU en Irak), que desafortunadamente se quedan en breves apuntes. Sí recalca, como es lógico, la fortaleza de la protección del dictador ante esos plausibles intentos de derrocarle. Sabiendo que los espectadores conocen el desenlace, Bryan Singer y su guionista de comfianza, Cristopher McQarrie, se han afanado en enganchar con el cómo se planeó y qué pasó después del gatillazo. Sobran algunas frases pomposas, destinadas al trailer y la publicidad del filme; pero en conjunto los diálogos son creíbles. El ritmo es un poco acelerado (para remarcar la urgencia de la acción) y la ambientación muy trabajada (80 millones de euros y la generosa autorización de los alemanes para rodar en muchos escenarios auténticos). Los actores merecen un notable, justito porque son papeles sin excesiva dificultad. Tom Cruise ha recuperado el olfato de papeles taquilleros. Ofrece su registro de siempre y se encuentra bien arropado por el oficio de Kenneth Brannagh, Tom Wilkinson o Terence Stamp.

Para que Valkiria fuera una gran película se debería haber limado un poco la extremada bondad y valor del protagonista y profundizado más en las motivaciones del resto de sediciosos. Asumiendo que es un producto destinado al gran público, es un correcto y entretenido thriller histórico.